Donald Trump llegó y llegó con todo, firmando una serie de decretos que según se dice, buscan acabar con todo lo que su antecesor, el expresidente Biden, hizo durante sus cuatro años de presidencia.
Muchos de estos decretos impactaran tanto en la política interna, como en las relaciones con los países vecinos, entre ellos desde luego México.
Las políticas de persecución y expulsión de los inmigrantes pegan a México, pues hace que muchos mexicanos que no encontraban buenas condiciones de vida en México y que buscaron esas condiciones laborales en los Estados Unidos, con mejores salarios.
La expulsión afecta, porque llegaran mexicanos que regresaran a su país y este nuevamente no está en condiciones de ofrecerles ni trabajo, ni seguridad para su adecuado desarrollo, además de que tendrá el agregado de que las familias de los migrantes expulsados dejaran de recibir sus remesas en dólares y seguramente tendrá afectaciones en los niveles de vida que estaban alcanzando.
Por otro lado, esas deportaciones afectaran los ingresos de México, pues es muy probable que las remesas, de las que tan orgulloso han estado algunos expresidentes, se verán disminuidas.
Falta mucho por ver hasta donde alcanzan los decretos trumpianos para cumplir lo que ha prometido a sus bases leales y cuantos se irán moderando con el correr de los días. Esto no quiere decir que uno caiga en la ingenuidad en que muchos analistas estuvieron durante algún tiempo, considerando que serían solamente bravatas electorales y hemos podido ver, que al menos en este primer momento, no es así.
Pero con todo y eso, hay una parte en las medidas de Trump, que desde mi óptica, están más dirigidas a convencer al electorado identificado con el actual presidente, pero que en los hecho no tendrá efecto o se podrá aplicar, el mejor ejemplo de ello acaso sea la negativa a otorgar la nacionalidad a los niños de migrantes que nazcan en territorio de los Estados Unidos.
Trump en su primer día, firmo un decreto que indica que los hijos de migrantes ilegales, que nazcan en los Estados Unidos, no serán considerados como estadounidenses.
La verdad es que esta medida no es factible que prospere, pues la propia Constitución de los Estados Unidos, en su enmienda 14, dice: “Sección 1. Toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos, y sujeta a su jurisdicción, es ciudadana de los Estados Unidos y del estado en que resida.”
Así de sencillo, el propio presidente no puede dictar medida alguna que vaya en contra de la Constitución. ¿Qué Trump no sabía? Seguramente el presidente tiene un gran cuerpo de asesores legales, que le deben haber dicho de la improcedencia de dicha medida y que esta sería parada y finalmente anulada por los tribunales por notoriamente inconstitucional.
¿Por qué lo hizo si sabía que era inconstitucional?. Porque era una promesa de campaña a sus simpatizantes y con firmar el decreto, aunque sepa de lo remotamente probable de que sea efectivo, ya cumplió a sus seguidores y bueno, quedara el recurso de al final sostener que por él no estuvo y que fue la Corte quien se puso del lado de los migrantes.
Así que entre muchas realidades que estaremos viendo en los próximos años sobre la forma de hacer política de Trump, también veremos lo que es únicamente promesas que desde un principio se sabían incumpibles.
De cualquier forma, con todo y estas acciones de simulación, con las que si son reales, con eso basta para que Trump sea visto como una amenaza.