EN MOÑO, REGALO DE LORET A AMLO

El poder conseguido por medios culplables nunca se ejerció en buenos propósitos

Cornelio Tácito (c. 55-c.120) Político e historiados romano

Carlos Loret de Mola parece haberle dado la puntilla, ahora sí, a Alejandro Gertz Manero: este jueves, el periodista exhibió audios en los que el fiscal presiona a Emilio Lozoya Thalman, para que se desista de un amparo en favor de su hijo, el ex director de Pemex encarcelado y bajo proceso por presunta corrupción. Incluso, Gertz le sugiere cambiar de abogado.

Los audios podrían representar el último clavo en el inminente ataúd político de Gertz, quien queda evidenciado en una actitud absolutamente fuera de la norma y la ética, al negociar acuerdos con el padre de un acusado por la fiscalía que encabeza. Es la inmoralidad en todo su magno esplendor, ser juez y parte. Y nadie podría suponer que esa asesoría que le da por teléfono al padre de Emilio Lozoya Austin, haya sido sin interés de por medio.

En realidad, esta es solo una muestra más del desaseo completo con el que Gertz maneja la fiscalía, enteramente para su beneficio personal en todos sentidos. Hasta ahora, el presidente López Obrador ha sido consecuente con la actuación de “su” fiscal, aunque éste en teoría es autónomo. Empero, es de dominio público que el inquilino de Palacio está más que molesto con Gertz, por los golpes que su indecorosa actuación le provocan a la línea de flotación de la 4T, y si hasta ahora no ha querido mover un dedo para buscar su renuncia o destitución, claramente ha sido para no reconocer que se equivocó en la propuesta que en su favor hizo al Senado hace tres años.

Pero es altamente probable que López Obrador esté esperando un desliz más del fiscal para presionar por su renuncia. La coyuntura parece haberle llegado y, paradójicamente, gracias a su enemigo público número uno, Loret de Mola.

Con el dardo de los nuevos audios, López Obrador tiene en el plato, como quería, al fiscal. Si no aprovecha ahora para ordenarle que renuncie, quizá no se le vuelva a presentar otra oportunidad tan clara como esta.

En la mañanera del viernes, seguro el presidente volverá a defender a Gertz y a acusar a Loret de embustero. En el fondo, estará agradecido que el periodista, su principal dolor de cabeza, le haya hecho el favor, obviamente de manera involuntaria, de darle la puntilla al fiscal.

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