Hace dos días, un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de nombre Luis María Aguilar Morales, tras conocer la petición de mi compadre López Obrador, en el sentido de realizar una encuesta para que los ciudadanos opinen si están o no de acuerdo en que se enjuicie a quienes fueron presientes de México durante los últimos treinta años, dijo que tal ejercicio sería, cito textualmente, “un concierto de inconstitucionalidad”.
Introduzco un paréntesis para comentar que el jurista estuvo a punto de romper el récord de la palabra más larga en nuestra lengua (anticonstitucionalmente, con 23 letras); y lo hubiera hecho de haber empleado, por ejemplo, el término anticonstitucionalidades, que incluye 24 letras.
Pero, dejemos la gramática para los expertos y vayamos al asunto central de este escrito. El argumento del citado jurisconsulto, es que “no se le puede trasladar a los ciudadanos la obligación de perseguir delitos”. O sea, que el ministro de marras ya está asumiendo que hay delitos que surgirían de tal enjuiciamiento. Por otra parte, este ministro que durante los sexenios de los panistas Fox Quezada y Calderón Hinojosa, fuera consejero de la Judicatura Federal, está, en mi personal opinión, socavando los derechos del pueblo en un gobierno teóricamente democrático, lo que resulta altamente preocupante.
Pero, al ciudadano común y corriente, al que siempre ha creído que con parte de los impuestos que pagamos los que sí los pagamos por no ser grandes empresarios, se cubren los honorarios a todos los servidores públicos, y en ese todos, se incluye, creo yo, al propio presidente de México y, por supuesto, a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, nos brotan varias preguntas:
¿Es inconstitucional que el ciudadano que entregó los recursos obtenidos con su trabajo para integrar el erario, opine si se somete o no a juicio a quien manejó tales recursos?
¿Debemos nada más entregar nuestro dinero y ni siquiera preguntar en qué se utilizó?
Finalmente, ¿no será que usted, licenciado Aguilar Morales, equivocó el término, y que, lo que en realidad quiso decir fue que “…era un concierto de temores”?