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lunes, diciembre 23, 2024

DETRÁS DE TODO PROBLEMA…

DR JAIME LPEZ R

¿Se ha puesto a pensar usted de dónde surgen los temas sobre los que legislan los diputados? No creo que sus propuestas surjan de un efluvio de juerga; menos que provenga de una inspiración divina; tampoco son, en mi opinión, productos de una presión familiar o social. Descarto, de entrada, que se produzcan en un entorno onírico, o que sean simples ocurrencias. Lo que sí es probable, es que deriven de una presión partidista, pero allí nuevamente iniciaríamos la pregunta: ¿quién determina un tema para legislar?, ¿quién se lo impuso? O ¿de dónde provino?

Comento lo anterior tal vez decepcionado porque van por lo menos dos propuestas que, como ciudadano (ahora estamos de moda los ciudadanos) presenté ante los etéreos diputados: en una proponía que se legislara sobre la creación de una figura que mucho ayudaría a la clase fregada: me refiero a la figura de un Notario de Oficio, que funcionaría igual que los defensores de oficio, para las personas que no tiene con qué pagar los honorarios de un abogado defensor. La otra, fue solicitando que se legislara sobre la obligatoriedad de que en todo establecimiento o instalación donde se reunieran más de ya no recuerdo si 200 ó 300 personas, existiera, por ley, un equipo desfibrilador automático. En esta segunda propuesta, contamos con médicos amigos, que se ofrecieron a dar asesoría gratuita para que todo mundo supiera cómo accionar dichos desfibriladores. En ambos casos, como decía mi suegra: “¿a usted le contestaron? Igual a mí”.

Doy un giro a mi artículo para preguntarle algo que tiene que ver con el trabajo de los diputados. Amigo lector, respetada lectora: Los estudiosos del ramo nos dicen que el hombre vierte a los océanos, 200 kgs. de plástico cada segundo, lo que sería como estar arrojando al mar un autobús para pasajeros cada minuto, o a depositar 17,280 toneladas cada día. ¿Lo sabrán los diputados? Por otra parte, ¿sabrán que para el año 20013 ya se habían formado cinco nuevas islas, todas de plástico: dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el océano Índico? Si no lo saben, qué tristeza. Y si lo saben, peor, porque sabiéndolo no han legislado sobre el tema.

Pero, además, a diario escuchamos por los medios de comunicación locales, algo como esto: “Anímese a ser usted uno de los que no quieren más plástico ni en los comercios ni a nivel domiciliario, como ya lo están haciendo los pobladores de tal ciudad”. Ignoro de dónde provenga esa invitación, pero equivale a pedir que por voluntad propia dejemos de utilizar el plástico, cuando esto debiéramos hacerlo, pero por ley, por obligación. Para legislar, y para legislar a favor del humano, del entorno, y de otras especies, pusimos a los que nos diputan ¿o no es así?

Cuánta razón tenía un amigo personal que me aseguraba: “Detrás de todo problema humano, está siempre el dinero”.

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