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miércoles, octubre 23, 2024

EL REGRESO DE LOS PILLOS

DR JAIME LPEZ REn los años ochenta de la centuria pasada, existió un grupo musical sudamericano llamado “Los Pillos”. Un mal día, su fundador y baterista, un joven llamado Pablo Esaú, volando en una avioneta con otras cinco personas ajenas al grupo, fueron tragados por la selva amazónica en algún punto entre Bolivia y el inmenso Brasil. Nunca se encontraron sus restos. Veinte años después los otros miembros del grupo han empezado a meditar en la conveniencia o no, de, ya un poco entrados en años, volver a los escenarios, en lo que sería “El Regreso de los Pillos”.

Mientras los integrantes del grupo deciden si regresan o no, aquí en México, hace dos días, en uno de los emporios mineros más importantes del país, esto es, en Zacatecas, mi compadre (de algo debo presumir), el candidato a la presidencia de la República, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, alias AMLO, dijo (sic): “Aquí les doy a conocer que, al triunfo de nuestro movimiento —nada de que “si el voto nos favorece, o algo por el estilo”—, vamos a crear las condiciones para que regrese Napoleón Gómez Urrutia del exilio.

El estallido de aquella bomba debió escucharse en el bellísimo centro de Zacatecas, repercutir en las minas, desbalancear el teleférico, (con el consiguiente peligro de un inminente problema transnacional, por aquello de los turistas que lo atestan) y sacudir al mismísimo cerro de La Bufa. Pero lo peor vino cuando, aduciendo que “los que mandan han dividido a los mineros y de que Gómez Urrutia es un “perseguido político”, así, sin más recato, remató: “que pueda estar aquí en México representando a los trabajadores mineros”.

Hasta del frío canadiense debió olvidarse en su exilio el señor Napoleón Gómez Urrutia.

Cuando tengo oportunidad de hablar con mi compadre, siempre le recuerdo: “¿no que ya le ibas a bajar, que ya habías cambiado”?, a lo que invariablemente me responde: “Yo sé mi cuento”, y me empieza a hablar de Elba Esther, del sindicato magisterial, de Ebrard, de un tal Godoy Rangel…

Yo, callado, y pensando “eres incorregible”, prefiero seguir pensando en aquel grupo musical sudamericano.

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