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lunes, diciembre 23, 2024

SIEMPRE HAY ALGUIEN ASÍ

DR JAIME LPEZ RAllá por los años sesenta del siglo anterior, un servidor leía en algún diario local, o tal vez en alguna revista de la época, unos artículos cuyo autor titulaba: “Siempre hay alguien así”. Quien los escribía relataba situaciones que parecerían imposibles, algo así como el actual “Difícil de creer” que vemos y escuchamos en la televisión. Por ejemplo, alguna vez leí el relato de un señor que, a la hora en que salían los niños de las escuelas primarias, el hombre se divertía relatando a los escolares que él había sido un aviador del escuadrón 201; les refería que las balas del enemigo pasaban muy cera de su avión y que se había tenido que lanzar en un paracaídas. Ante los agrandados ojos de los oyentes, seguía narrando cómo había tenido que enfrentar a las fieras en la selva en la que había caído, y bla bla.. Por ese tenor eran los relatos de aquel periodista.

Y ayer vinieron a mi mente aquellos artículos. “Deje, le cuento”, como dicen las señoras en el mercado. El jueves de esta semana, buscaba un comercio donde me arreglaran un pequeño obsequio que deseaba regalar. Recordé una papelería que se encuentra en la calle Vicente Santamaría, de la colonia Félix Ireta, a unos metros del mercado Independencia. Si usted conoce la calle, estará de acuerdo que, sobre todo en esta temporada, si hubiera un concurso para encontrar los más grandes baches de Morelia, esa calle, a partir de la avenida Lázaro Cárdenas, tendría grandes posibilidades de llevarse el primer lugar. En pocas partes hay baches tan hondos, extensos, frecuentes y peligrosos como en ella.

Pues bien, el propietario de la papelería me comentó que, cuando las máquinas empezaron a hurgar las entrañas de la calle, algunas señoras se encararon con los obreros: “¿Quién les dio la orden para que vinieran a abrir el pavimento?” Aquí, ninguno de los vecinos pidió la obra”. “No tenemos problemas, queremos la calle como está. Váyanse a otra parte”.

¡Habráse visto! Cuántas veces los morelianos nos hemos quejado de que las autoridades municipales no trabajan. Y cuando un municipio emprende obras para mejoras las condiciones de vida de los morelianos, salimos, ahora sí como decía mi padre, “con nuestro domingo siete” de que “dejen las calles como están”. (Dejo constancia de que un servidor pertenece a un partido político diferente al que llevó a la presidencia al actual munícipe).

Señoras inconformes: si no comulgan políticamente con el partido del presidente municipal, o no está de acuerdo en la forma como llegó allí, díganselo, pero dejen que trabaje. O usted, ¿qué cree?

No cabe duda, amigas, amigos, hay de morelianos a morelianos, pero algo es seguro: siempre hay alguien así.

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