Una falsa polémica se ha desarrollado en el debate político nacional que consiste en que López Obrador dice que el poder político no está subordinado al poder económico- financiero del país, pero la semana pasada esta afirmación en los hechos fue puesta en evidencia, cuando el senador Ricardo Monreal presento la iniciativa de ley para reducir las comisiones que cobran los bancos por los servicios que prestan a los clientes, este simple hecho fue suficiente para que se derrumbará la Bolsa Mexicana de Valores y el peso mexicano se despreciara, pero lo más significativo fue el poder financiero hizo valer su fuerza cuando se vendieron las acciones bancarias cayendo el principal indicador de la bolsa por más de 5 por ciento.
De esta manera quedo demostrado la falacia de López Obrador, ya que existe una relación directa e inversa entre el poder político y el poder económico y financiero, es mas Carlos Marx afirmaba que los gobernantes eran los administradores del poder político de la burguesía.
Por otro lado, la ciencia económica nace como la ciencia de la economía de los países como sistema y su nombre es economía política, lo que significa que la primera determina en última instancia a la segunda, por lo tanto el poder económico representado por la clase dominante que es la dueña de los medios de producción, siempre subordina a sus intereses al poder político.
Aunque exista una autonomía relativa entre el Estado como instrumento de dominación que tiene la atribución del uso legitimo de la violencia o establece el marco jurídico para regular la convivencia de los miembros de la sociedad.
Por todo lo anterior López Obrador miente o se equivoca al querer separar el poder económico y financiero del poder político y más cuando afirma que como presidente del país no estará como “florero” ante los poderes facticos.
Por su parte, Ricardo Monreal insiste en llevar adelante su iniciativa para poner en cintura al sistema bancario del país que por cierto en su mayoría está en manos del capital financiero internacional.
Actualmente los servicios bancarios son de mala calidad, el monto de las comisiones es alto y variadas, en comparación a lo que cobran los bancos en otra parte del mundo.
De acuerdo a barias fuentes estadísticas el cobro por el uso de los servicios bancarios y financieros del país representa el 35 y 40 por ciento de las utilidades obtenidas por los bancos, y según algunos analistas la banca del país de sus recursos tan solo presta un 20 por ciento al financiamiento productivo, en pocas palabras la banca en México es rentista y especulativa.
Otras fuentes consultadas afirman que los bancos internacionales que operan en México y América Latina substraen grandes montos financieros para compensar las perdidas en sus países matriz; entre otras cosas eso permitió en parte recuperarse a la banca internacional de la crisis del 2008.
De esta manera, entre Banamex, BBV Bancomer y otro banco más en manos extranjeras controlan el 80 por ciento de las operaciones bancarias del país.
Los bajos salarios y la bancarización del pago de las nominas de las empresas le ha permitido ofrecer créditos de nominas a los asalariados y con ello tener una nueva esclavitud porque los trabajadores tienen que pagar altas tasas de interés y por lo tanto también comisiones.
De esta manera el debate nacional continuará, por una parte, el senador Monreal insiste en su iniciativa de ley, que golpea duramente a los mercados financieros del país y por la otra López Obrador afirma que no habrá modificaciones constitucionales en términos económicos y financieros durante los primeros tres años de su mandato presidencial.
Pero mientras tanto, el poder financiero al verse amenazado por medidas de carácter jurídico y político van a poner de rodillas al próximo gobierno de López Obrador, bastara una fuerte fuga de capitales para desencadenar una crisis financiera. Como dicen los neoliberales con los mercados no se juega a la “víbora, víbora de la mar” y veremos si AMLO no solo estará de “florero” sino también se caerá de la mesa y se romperá en mil pedazos en su lucha por subordinar su poder político al capital financiero.
