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jueves, enero 9, 2025

MEXICANA DE AVIACIÓN, DESPEGUE COMPLICADO EN 2025

Mexicana de Aviación parece condenada, nuevamente, a hundirse en una nueva quiebra, esta vez, bajo una administración gubernamental y bajo el capricho del expresidente López. Mexicana parece estar marcada por el capítulo negro de su historia más reciente que la llevó a la quiebra bajo una administración privada, este año, lo inicia sin emprender un destino ni ruta definidas.

Recordemos que el expresidente de México decidió comprar la marca en 815 millones de pesos para contar con una aerolínea estatal administrada por el Ejército Mexicano a través del Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica S.A. de C.V.  Comenzó operaciones con una flota de cinco aeronaves y 14 destinos. Y desde el principio con inversiones y subsidios gubernamentales.

Con una flota aérea incierta y con vuelos prácticamente vacíos, Mexicana de Aviación transportó a 384,132 pasajeros en 2024. Su participación de mercado no alcanza ni el 1% del mercado nacional.

En este 2025, en el primer fin de semana del año nuevo, de manera sorpresiva, la aerolínea anunció el cierre de 8 de las 18 rutas que venía operando. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, argumentó que se realizará una revisión de su desempeño y que esta misma semana le presentarán el Plan Maestro, en el que se determinarán sus metas en materia de operación para este año.

También mencionó que se trata de una empresa pública, sin las ganancias de una privada, por lo que se debe revisar qué es lo mejor para su operación. Lo que es evidente hasta ahora, es que no sólo no está siendo rentable, sino que está muy lejos del punto de equilibrio.

Hasta el tercer trimestre del año pasado Mexicana de Aviación acumuló pérdidas por 932 millones de pesos. Una cantidad superior a lo que costó al gobierno, comprar la marca. Mexicana de Aviación en 2024 registró un disparo de 1,000% en el subsidio que recibe. Aumentó de 119.7 millones a alrededor de 2 mil millones de pesos. Las proyecciones de la directiva de la aerolínea, venían señalando que tendría rentabilidad en el año 2030.

A tal cantidad hay que agregar los 8 mil 221 millones de pesos que tiene la línea aérea de presupuesto para gastos de operación. Sus dificultades para el reinicio de operaciones, tanto financieras como operativas, se han recrudecido, ante la evidente falta de planeación e improvisación consecuente.

A nivel mundial ha quedado claro que operar una aerolínea bajo el control del gobierno de un país suele no ser rentable ni un buen negocio debido a múltiples factores estructurales, políticos y económicos que afectan negativamente su viabilidad. Aunque en teoría una aerolínea estatal puede servir como herramienta para promover el desarrollo económico y conectar regiones aisladas, la experiencia global muestra que estas iniciativas a menudo enfrentan problemas significativos.

Una de las principales razones por las que las aerolíneas estatales suelen ser poco rentables es la falta de eficiencia operativa. Al estar sujetas a regulaciones gubernamentales y a la burocracia, estas aerolíneas tienden a ser menos flexibles en la toma de decisiones estratégicas, lo que dificulta su capacidad para adaptarse a los cambios del mercado.

A diferencia de las aerolíneas privadas, que responden a las dinámicas de oferta y demanda, las estatales suelen operar rutas no rentables por razones políticas, lo que incrementa los costos sin un retorno económico significativo.

La influencia política en la gestión de aerolíneas estatales es otro factor crítico. En muchos casos, los gobiernos priorizan objetivos políticos sobre la rentabilidad empresarial. Esto puede incluir el nombramiento de funcionarios poco capacitados, la imposición de rutas que no generan ingresos y el uso de la aerolínea como herramienta de propaganda.

Además, las decisiones de inversión y financiamiento pueden estar sujetas a cambios de administración, lo que genera falta de continuidad en la estrategia empresarial.

En un mercado globalizado, las aerolíneas estatales deben competir con empresas privadas que operan con mayor eficiencia y costos más bajos. Las aerolíneas privadas suelen ser más ágiles en la implementación de estrategias de precios, adopción de tecnologías y personalización del servicio al cliente.

Por otro lado, las aerolíneas gubernamentales enfrentan limitaciones presupuestarias y, a menudo, deben depender de subsidios públicos para cubrir sus pérdidas. Un caso emblemático es el de Alitalia, la aerolínea de bandera italiana. Durante décadas, Alitalia enfrentó una crisis financiera perpetua debido a una combinación de mala gestión, competencia y decisiones políticas.

Cuando una aerolínea estatal opera con pérdidas, el costo recae en los contribuyentes. Los fondos públicos que podrían destinarse a sectores esenciales como la educación, la salud o la infraestructura se utilizan para subsidiar una empresa no rentable. Esto genera un descontento social, especialmente si los servicios ofrecidos por la aerolínea no benefician directamente a la mayoría de la población. Pero bueno, aquí en México, todo se le perdona a la 4T, mientras sigan operando las becas.

El hecho es que para 2025, no está presupuestado el apoyo que requiere la aerolínea para operar, fue un proyecto sin estudios de mercado y sin proyecciones de rentabilidad.

Mexicana de Aviación, la aerolínea del pueblo, como les gusta designarla en el gobierno, está resultando una costosa “papa caliente” que no solo no está beneficiando a los usuarios, sino que está perdiendo cuantiosos recursos que provienen de los impuestos que pagamos todos los contribuyentes.

No le auguró un buen año a la aerolínea.

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