Las cifras mundiales indican que el turismo se está recuperando de los efectos de la reciente pandemia que paralizó el sector, pero para sobrevivir a los desafíos que se avecinan, se necesita un nuevo enfoque. La industria del turismo sigue desempeñando un papel crucial en muchas economías, contribuyendo significativamente al Producto Interno Bruto, la creación de empleo y la estabilidad económica.
El reciente informe de la OCDE “Tendencias y políticas turísticas 2024” muestra que el sector turístico ha experimentado una notable recuperación. En algunos países de la OCDE, las llegadas de turistas internacionales y la producción turística ya han superado los niveles previos a la pandemia.
En países como Portugal y Costa Rica, la contribución directa del turismo al PIB había superado los niveles prepandémicos ya en 2022, posicionando al turismo como un sector importante en la recuperación económica poscovid. El éxito del proceso de recuperación del turismo es aún más impresionante considerando los vientos contrarios que ha enfrentado, con el surgimiento de conflictos geopolíticos en diferentes partes del mundo, el aumento de la inflación y la consecuente incertidumbre económica y social.
Todo este proceso recordó a la sociedad el importante papel que desempeña el turismo como motor del crecimiento, el empleo y la vida comunitaria en la mayoría de los países, así como el papel que pueden desempeñar los gobiernos en la configuración de los resultados del sector mediante políticas y mecanismos estabilizadores.
Portugal fue uno de los países que logró recuperarse más rápidamente de la pandemia, ajustando su estrategia turística para enfrentar los desafíos que surgieron de la pandemia, pero nunca perdiendo de vista los objetivos a largo plazo de la estrategia: crecer en valor, gestionar los desafíos ambientales y generar calidad de vida para la comunidad.
¿Qué hizo Portugal en materia turística?, la alianza del sector con el Ministerio de Salud para lanzar el sello Limpio y Seguro para preparar a las empresas turísticas para gestionar sus negocios durante la pandemia, fue una política proactiva que ayudó a tranquilizar a los viajeros, lo que llevó a un aumento significativo de la demanda cuando se levantaron las restricciones de viaje.
El apoyo masivo del Gobierno a las empresas permitió mantener miles de empleos y mitigar en cierta medida uno de los principales desafíos que emergieron de la pandemia: la atracción y retención de talento.
A medida que salimos de la crisis, los gobiernos y las empresas deben mirar hacia el futuro. Encontrarán desafíos que ya conocen, como la necesidad de alinear las políticas turísticas con los compromisos en materia de cambio climático y sostenibilidad, y la necesidad de digitalización y adopción de tecnología para mejorar la productividad del sector y la experiencia del cliente.
Estos también han generado oportunidades importantes para el futuro (por ejemplo, la digitalización), lo que requiere que los gobiernos adapten las políticas turísticas para aprovechar estos beneficios y, al mismo tiempo, gestionar las externalidades negativas.
Para enfrentar estos desafíos, los responsables políticos necesitan mejores evidencias y herramientas para monitorear estas cuestiones y el impacto de las políticas turísticas en el bienestar de las comunidades, explorando el potencial que la tecnología y las nuevas fuentes de datos tienen para ofrecer.
En resumen, necesitamos construir una nueva generación de políticas turísticas capaces de generar un crecimiento equilibrado, sostenible e inclusivo a largo plazo: un nuevo modelo que funcione para todos los actores del turismo.