Hoy más que nunca la frase del filósofo español Jorge Nicolás Ruiz de Santayana: “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla” tiene más vigencia que nunca. Hace apenas una semana que mencioné el desastre que en materia turística presentaba la administración del presidente Obrador, no con opiniones, con cifras, con datos, con hechos.
Sin embargo, tal parece que a los ciudadanos no les importa que esta haya sido la elección más violenta en la historia, que en materia de seguridad este haya sido el sexenio con el mayor número de homicidios, más de 180 mil, no importa que se hayan inaugurado obras inconclusas, mal hechas, ineficientes, no importa la corrupción de la familia del presidente, el daño ecológico que genera el tren maya, no importa que por décadas se vaya a subsidiar el aeropuerto Felipe Ángeles, no importa que opere en números rojos la aerolínea Mexicana.
Tal parece que solo importa el cortoplacismo de la beca, del apoyo, del programa social que no le pide esfuerzo al ciudadano, solo su voto. No importa la corrupción ni la ineficiencia siempre y cuando el ciudadano reciba la dadiva, al cabo que el gobierno paga. No importa que desaparezcan las instituciones autónomas, la transparencia.
Al populismo no le gusta medirse, no le gusta compararse porque en la comparación surgen las fallas, las áreas de mejora y esas en la mentalidad del mexicano no son bienvenidas. A partir de ahora, las cifras en muchas áreas del gobierno dejaran de ser creíbles, esa credibilidad que tanto tardo en generarse se perderá en poco tiempo, ahora, el yo tengo otros datos será la fuente oficial.
Esta cultura del mexicano viene desde la conquista, al mexicano no le importan las instituciones, le importan los caudillos, no le importa que se endeuden las generaciones futuras, mientras tenga mi dadiva mensual, que el gobierno vea de donde saca el dinero. Esta mentalidad del mexicano nos ha condenado por decenas de años.
El milagro económico mexicano se vivió de 1954 a 1966, con instituciones fortalecidas, con tasas de crecimiento económico por arriba del 7 por ciento anual, tasa de desempleo baja, mucha infraestructura productiva, buenos niveles de educación. Después llegaron los años de los populistas, con la administración de Luis Echeverría en donde se administró la riqueza temporal del petróleo, en donde el gobierno gasto ineficientemente y se endeudo, el gobierno mal administró centenas de compañías estatales. Fue un fracaso rotundo que acabo cuando en 1982, el gobierno dejara de pagar la deuda externa a organismos internacionales. De nada sirvieron años de inflación incontrolable.
Los mexicanos nacidos a finales de los noventa no sufrieron la inflación, las devaluaciones, nacieron en un México más moderno y neoliberal, relativamente estable con retos de inseguridad, de inequidad arrastrados del pasado.
Ahora en 2024, con peores indicadores que en 2018 en casi todos los rubros incluidos la inseguridad, la inflación, bajo crecimiento económico e informalidad laboral, un sector de México decide la continuidad del fracaso, la continuidad del debilitamiento de las instituciones, decide creer en el caudillo, al cabo que la compra del voto disfrazado de apoyo social llega mes con mes, no sabemos cuándo dejaran de llegar los apoyos, porque tarde que temprano dejaran de llegar y otros mexicanos las tendrán que pagar.
Necesariamente las generaciones venideras un día nos juzgaran, así como nosotros juzgamos a la generación que nos endeudo en los setentas y ochentas. México en mi opinión está condenado a la pobreza, al ya merito, está acostumbrado a endeudarse, a divertirse, un sector mayoritario de México eligió el autoritarismo y la destrucción de las instituciones, esas que no se necesitan mientras exista el caudillo que ve por el pueblo bueno y sabio.
Finalmente, recién se anuncia que México en 2024 bajo seis posiciones en el ranking de competitividad turística que elabora el Banco Mundial, ahora se ubica en el lugar 38, esto confirma que el sexenio que está por terminar no fue bueno para el sector turístico. Dos de cada tres mexicanos decidieron la continuidad del fracaso, aquellos que tanto se quejaron de que existiera un único partido en el poder, ahora decidieron que otro partido con un nuevo caudillo se apodere de México, así, la trágica historia de nuestro país se repite.