Una de las frases más utilizadas por el presidente Obrador es: “Nada por la fuerza, todo por la razón y el Derecho”, misma que ha sido utilizada en muchas ocasiones. Sin embargo, se contradice el presidente al plantear un decreto que obligará a reducir de 61 a 50 las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), este decreto tiene como objetivo, el reducir la saturación del aeropuerto y trasladar estas operaciones al Aeropuerto Felipe Ángeles.
Es claro que el actual aeropuerto de la ciudad de México está saturado desde hace ya varios años, pero también es un hecho que el Aeropuerto Felipe Ángeles nunca fue la solución y es claro que no resulta atractivo para las aerolíneas comerciales ni nacionales ni mucho menos para las internacionales. Ya hemos comentado que el AIFA genera más problemas que soluciones y no está en condiciones de solucionar el problema de saturación.
El AIFA no tiene las vías de acceso ni las pistas ni la infraestructura para sustituir al actual aeropuerto. El AIFA ha representado un doble costo para el país, ya que implicó la cancelación del aeropuerto de Texcoco que si solucionaba la saturación del actual aeropuerto y sería funcional por los próximos 50 años. Desde el día de la inauguración del aeropuerto Felipe Ángeles, esté ha sido un rotundo fracaso ya que no es atractivo ni para los usuarios ni para las aerolíneas, solo tiene 6 rutas diarias y no existe el tren que presumieron y que incluso mostraron un video en donde se trasladaba el presidente y varios gobernadores.
Según los expertos es más rentable y técnicamente viable mudar operaciones no hacia el AIFA sino al aeropuerto de Toluca, mismo que es más cercano a la población del sur y poniente de la Ciudad de México, además de que es más barato transportarse hacia ese aeropuerto.
Se debe considerar que el gobierno va a perder más dinero con este decreto, ya que esta ofreciendo una serie de incentivos del SAT y de Hacienda, incentivos como ayuda fiscal, descuentos en los costos aeroportuarios, incluido el suministro de turbosina. Todos estos incentivos salen de los impuestos de los usuarios e implican dejar de utilizar estos recursos en otras áreas como salud o seguridad.
En esta decisión del decreto no se consideran las razones económicas, de competencia, de espacio aéreo, se considera solo la imagen de una obra capricho de la actual administración federal.
Se confirma que el AIFA fue una mala decisión y ha sido un capricho del presidente, nuevamente incumplió su frase de “nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”.