VORÁGINE DE LA VIOLENCIA
El presidente Andrés Manuel López Obrador no sabe y no quiere reconocer sus propias culpas, pero siempre tiene la osadía, con cara dura y con sus propios datos, de inculpar a los otros.
La falta de medicamentos en el sector salud, a más de un año de su ejercicio, es hechura de algunos laboratorios malosos y corruptos, según la información que AMLO tiene.
Y lo que algunos periodistas publicitan documentadamente a ese respecto con nombres de pacientes denunciantes, gravemente enfermos, dice el presidente que son notas pagadas a los informadores “neoliberales y conservadores”, apodos ridículos que les ha enjaretado a modo, a quienes se le van oponiendo, cuando la mayoría de sus colaboradores ha vivido y vive bien con esas ideologías, y el mismo AMLO con su política es a quienes sirve.
La realidad (en el IMSS, en el ISSSTE, en la Secretaría de Salud) la sufrimos los pacientes desde hace décadas, pero se ha agravado de un año a la fecha, y ya no es cosa de buscar culpables, sino mejorar la atención humanitaria y médica en general, contando con insumos, aparatos necesarios y medicinas indispensables.
Si va empeorando la salud, en todo México y ahora, significa responsabilidad del presidente López Obrador y de su gabinete en la materia, por no poder con eficiencia y rapidez levantar los obstáculos, aplicar el derecho con exactitud legal y debida a quienes actualicen hipótesis normativas en vínculo a la tipificación de los delitos respectivos.
Señor presidente, un simple ciudadano, con todo respeto, le sugiere que supere la paranoia en su naturaleza de victimismo crónico, dañina para el país, y para Usted mismo, porque contagia a sus huestes, que se van reduciendo afortunadamente.
No se disfrace de falsa víctima, porque en el ejercicio del poder, el victimario es Usted, en una cantidad que ni siquiera lo imagina.
Reconozco que ha tenido algunos aciertos y que ostenta algunas virtudes, pero que también paga y fomenta a una tropa de lambiscones con zalamerías grotescas a su favor, y que Usted los encabeza con sus patéticos autoelogios mañaneros.
Así que, ante esas desafortunadas actitudes, cumplo el deber crítico para ser contrapeso en la negatividad de su egolatría peligrosa.
Ese cuadrito que sacan con el título de “Donceles” en el leído periódico Milenio, posiblemente como publicidad oficial pagada, se aseguró recientemente: “… entre los trabajos impuestos a Hércules… estaba el limpiar los establos del rey… en 24 horas… lo logró debido a su fuerza y dotes… AMLO, por razones muy diferentes, se ha echado a cuestas limpiar el estiércol de todo el país…”, sería esta labor muy encomiable, si empezara a limpiar el presidente sus propias excreciones, y las producidas por todos los que lo rodean, y dejara de solventar con dinero del pueblo semejantes tonterías herculinas.
Algo que nos molesta a muchos, es que AMLO diga que no recibirá personalmente a la caminata encabezada por Javier Sicilia y Adrián LeBarón. Nos ofende al calificarlos de show, cuando ahí vienen gente que ha sufrido en carne propia las malas políticas de seguridad de AMLO y sus inmediatos antecesores.
O cuando afrenta a México, sirviendo indignamente a Trump, al lesionar y gasear a inmigrantes centroamericanos, a los que AMLO les había ofrecido trabajo, visas y nacionalidad mexicana, con tal torpeza, como la que muestra ahora en el trabajo sucio de gendarme a las órdenes de un gringo, faena que degrada a nuestras fuerzas armadas, reprobada por nacionales y extranjeros.