ASILO CON BENDICIÓN DE TUMP
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, aseveró adelantándose a posibles preguntas: “No esperamos ningún reclamo de los Estados Unidos por haber dado asilo político a Evo Morales”.
Verdad es que, a explicación no pedida, confesión manifiesta. Seguramente (y esto lo sabremos con el tiempo) México consultó previamente a EU sobre ese asilo o, incluso, Washington sugirió a Paraguay y a México que ofrecieran ese asilo a Evo, ya que con ambos países “la Casa Blanca está en sus mejores momentos”.
Así, las dos naciones seleccionadas por el presidente Trump asintieron de inmediato a ese necesario asilo; empero, Evo Morales escogió a México.
Al gobierno de EU le convenía sacar a Evo de Bolivia lo antes posible, para no crear un molesto y peligroso mártir en su acto intervencionista, o un renovado caudillo exitoso que con su presencia encabezara a una izquierda vengativa.
Recuérdese que Bolivia tiene el 70% de litio del mundo, recurso necesario para todos los aparatos cibernéticos y para arrancar la producción masiva de automóviles eléctricos, además de otras riquezas naturales, suficiente para ser un platillo apetitoso frente a voraces capitales.
Evo Morales en los 14 años que ejerció el poder, en Bolivia, auxilió a un aceptable desarrollo para ese pueblo hermano; pero la política y la corrupción, tarde o temprano, siempre van del brazo, y Evo ha llegado a afirmar que no hay nadie más que él para gobernar.
Ha asegurado: “yo no miento, yo no robo, yo no soy flojo y yo no traiciono… tengo experiencia… es difícil, casi imposible encontrar alguien como yo para seguir en la presidencia”.
En su primera elección presidencial juró no reelegirse. ¿Fue un propósito sincero?, o ¿la corrupción política lo infectó?
Hoy, so pretexto de proteger a su pueblo y a sus proyectos, le urge el retorno al poder presidencial, tanto como a cualquier adicto.
Pero fuerzas superiores a él lo llevaron a más de 5 mil kilómetros de distancia de su país, en donde hay muchos bolivianos que reconoce al Evo Morales que se asiló, y no al Evo que quiere esa presidencia hasta la eternidad.
Evo provocó un buen desarrollo económico social para la población boliviana, como también provocó la crítica situación que sirve de coyuntura para la encubierta intervención imperialista del gobierno gringo.
A la administración del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, tan auto golpeada por sus equívocos y contradicciones, le llegó como anillo al dedo el asilo para Evo con la bendición de EU.
Pero eso le impuso una grave responsabilidad: la seguridad y manutención del ex presidente Evo y su numerosa comitiva, también en asilo.
Al tratar de cumplir con ese deber, el presidente AMLO volvió a destapar uno más de sus engaños.
Certificó que desaparecía 10 mil plazas del viejo estado mayor presidencial para ahorrar a nuestro país miles de millones de pesos, y emplearlos en mejores cosas; pero ahora que sacó a destacados integrantes de esa elite del ejército para cuidar a Evo (se le destapó su mentira), y hasta hoy confiesa que siempre no los corrió, sino que sólo los trasladó a la Secretaría de la Defensa.
Más pronto cae el mentiroso que el cojo, dice el pueblo sabio.