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martes, noviembre 26, 2024

AMLO Y TRUMP

Marco A Aguilar           PELIGROSOS DISPARATES GUBERNATIVOS

                                                      

Mientras el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador reveló que también tiene erráticos movimientos corporales, el presidente salvadoreño Nayib Bukele mostró natural sentido del humor en la política exterior.

Ambos mandatarios se reunieron recién en Tapachula, Chiapas, y sin más, AMLO con su mano derecha tomó la siniestra de Bukele, la alzó en señal de triunfo compartido, y equivocando la dirección de su fuerza descargó un puñetazo en el lado izquierdo de la mandíbula de presidente salvadoreño.

Ese involuntario accidente, por fortuna, no provocó la guerra; sólo observamos la confusión nerviosa de AMLO, y a un Bukele sonriente frente a las cámaras y ante los asistentes, para después ofrecer variadas y simpáticas explicaciones sobre el hecho.

Dijo: “en realidad, el presidente López Obrador quiso sentir la potencia de mi barba en su puño”; “veo que el presidente Andrés Manuel gobierna con puño de hierro; y, “eso me pasa por andarle diciendo a AMLO cabecita de algodón”.

Obvio que ese golpe fue impensado, pero evidenció la ambigua convulsión mecánica de alguien que, en el ejercicio del poder, inclusive, trasluce actos de autoridad cargados de dislates.

Daré un ejemplo.

Si a mano alzada (como a AMLO le fascina) se preguntara a los 125 millones de mexicanos si están dispuestos a ayudar a Donald Trump para que gane la reelección a la presidencia de EU, casi nadie subiría su palma, y sí gritarían un rotundo “NO”, chiflando ensordecedoramente cinco rítmicos sonidos en contra de ese “diabólico personaje”.

Contra la opinión de los mexicanos, AMLO disparatadamente se ha convertido en un obsequioso colaborador de Trump, para que éste pase cuatro años más en La Casa Blanca, y siga sembrando males en todos los pueblos de la Tierra.

Aporto dos muestras de la descomposición social que vive el mundo: casi la mitad de los ciudadanos estadunidenses ama a Trump, y casi la mitad de los ciudadanos mexicanos ama a AMLO; así, ambos dividen a su pueblo, tanto el poderoso rubio como su servicial peón.

Hace días, Trump dispuso el despegue de aviones de guerra y el envío de misiles en contra de Irán. Las flotillas aéreas salieron al ataque, los misiles estaban listos para ser lanzados; pero 10 minutos antes de la hora para iniciar la criminal embestida, el presidente estadunidense dio la contraorden.

La orden, según Trump, fue porque Irán derribó un drón gringo que se introdujo a territorio iraní.

Lo que motivó la cancelación de la orden, según el mismo Trump, fue un diálogo superficial que tuvo con un general, a quien preguntó: “¿con este ataque cuántas personas morirán?” La respuesta fue “de 150 a 150 mil”. Por esto dispuso Trump: “No vale la pena”, y revocó la ofensiva.

Trump puso a la Humanidad en altísimo peligro, ¡que irresponsabilidad de tipo!; además, mostró que le temblaron las corvas y reculó por miedo.

Todos los disparates gubernativos son peligrosos.

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