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lunes, abril 28, 2025

BÓTOX DEL BIENESTAR

METAMORFOSIS DE UNA DICTADURA

John Locke (1632-1704), médico y filósofo inglés, aseguró que, en la política, la concentración del poder era corrupción; y la descomposición aumentaba entre más centralizado y más durara ese poder aglutinado.

En su libro, “Dos tratados sobre el gobierno civil”, propone que debe haber tres poderes: Legislativo, Ejecutivo, y Federativo; este último juzgaba, por lo que se convirtió en poder judicial.

Los padres fundadores de los Estados Unidos de América, el 4 de julio de 1776, fueron los primeros, en el mundo, que adoptaron para su constitución las propuestas de Locke, al independizarse de Inglaterra.

John Adams, Benjamín Franklin, Alexander Hamilton, Thomas Jefferson, James Madison y George Washington institucionalizaron el primer gobierno republicano federal con 13 estados (las trece colonias), y con 3 poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial; desde entonces, el gobierno estadunidense ejerció, y ha ejercido, gran influencia en lo que hoy es México.

Antes, Estados Unidos Mexicanos, fue una sola colonia, llamada la Nueva España, la que se independizó de España el 27 de septiembre del 1821, con base en el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, formando su primer gobierno con una Junta Provisional de dos personas: el virrey Juan O’Donojú y Agustín de Iturbide; empero, 11 días después, el 8 de octubre murió O’Donojú de pleuresía.

Con gran habilidad y rapidez Iturbide operó.

Hizo un gran homenaje al ex virrey fallecido, enterrándole de inmediato. Mucho se rumoró que O’Donojú había sido envenenado.

Así, todo el poder lo tuvo en sus manos Iturbide, quien se coronó Emperador de México, como Agustín I, el 21 de julio del 1822, perdiendo su poder el 19 de marzo de 1823, siendo expulsado del territorio patrio.

Desde ese momento, el general Antonio López de Santa Anna, bajo el Plan de Casa Mata y la Constitución de 1824, tomó el poder, imponiendo a su antojo a todos los siguientes presidentes, desde Guadalupe Victoria, hasta el mismo Santa Anna, ya que se incluyó seis veces, como presidente, (unas ocasiones como liberal y otras como conservador) hasta el 12 de agosto de 1855, al derrocarlo Don Juan Álvarez con base en el Plan de Ayutla.

Total, cada vez que se concentra el poder en México, a los mexicanos nos va muy mal.

Ejemplificaré.

A fines del siglo XIX se concentró el poder público en torno a la figura del presidente Porfirio Díaz, con sus luces y sus sombras, pero con daños innecesarios y afrentosos. Hubo un millón de mexicanos muertos.

Ya en el siglo XX, concluida la lucha revolucionaria, en el ejercicio presidencial de Álvaro Obregón, su acción centrípeta de poder le costó la vida, y a los mexicanos una sacudida sangrienta, y un retroceso económico y político descomunal.

Su sucesor, Plutarco Elías Calles, se constituyó en caudillo.

Calles rehuyó ejercer el poder directa y personalmente, he impuso a cuatro presidentes que fueron sus peleles, hasta que le reventó su concentración de poderío, y lo expulsaron del país. También en este lapso se generaron pros y contras, pero el quebranto fue sangriento y de alto costo.

A partir del presidente Lázaro Cárdenas del Río se impusieron reglas de sucesión y de ejercicio del poder político, cuidando al menos las apariencias y logrando equilibrios, cuidado la armonía centrípeta y centrifuga en ese manejo del poder en la política; e, incluso, permitiendo, en inicio y novedad, la alternancia partidista en la presidencia de la república.

Mario Vargas Llosa bautizó a esa etapa como “la dictadura perfecta”, siendo realmente dictablanda, eficiente, pero no podía ser eterna.

Ahora, con el advenimiento del obradorato, atestado de corrupción, traiciones y mentiras, infectado de narcotráfico, estamos observando la mañosa y sucia táctica de cómo se hicieron totalmente del poder ejecutivo, y después del poder legislativo, burlándose del voto ciudadano; para, en seguida, quedarse con el poder judicial, bajo la tolerancia del gobierno gringo.

Y, hoy por hoy, la ambición de concentrar más poder, se le nota, en su rostro, en sus manos y en sus ojos, a la presidente Sheinbaum, aunque hay quienes afirman que es el bótox del bienestar, el que cada mes consume doña Claudia, a costo del erario.

Sea una cosa, u otra, lo peligroso es la concentración del poder.

Sheinbaum, para mejor servir a su amo López, no sólo asegura que Andrés Manuel es mejor que el Papa Francisco, sino que va a asumir el Cuarto Poder, para manejar a todos los medios de comunicación masiva, a través de la iniciativa que procesa en el congreso de unión, el que está a su pleno servicio y con rápido vasallaje, sobre la nueva Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión.

Sheinbaum dice que no, que va a frenar la iniciativa para hacerle reformas, ¡pero miente!; sus lacayos en el congreso siguen en marcha, y simplemente retrasarán un poco su cómplice labor.

Mientras, el Fondo Monetario Internacional nos alerta: el gobierno de Sheinbaum (a parte de la deuda externa ya existente) está generando su propia deuda externa con un monto de 9 billones de pesos. Este es el costo de su ineptitud y de su deshonestidad.

Sheinbaum contesta al FMI: “México no es piñata de nadie”; y es cierto, respecto a México, pero su gobierno está hecho tepalcates.

Es, la metamorfosis de una dictadura que concentra todo, para estallar pronto en mil pedazos.

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