UN MENTIR INTERMINABLE
Un ingenioso twittero, llamado ‘danieloso’, sintetizó el perfil egocéntrico y desatinado del actual presidente de México: “AMLO convoca a una marcha, organizada por AMLO, donde acudirá AMLO, hacia el palacio donde vive AMLO, y terminará con un discurso de AMLO, a favor de AMLO.”
Pareciera que se pretende ridiculizar al presidente, pero no es así, ya que el presidente se ridiculiza a sí mismo.
Su yoísmo es brutal y sus errores están fuera de serie.
La genialidad del mexicano se denota de variadas manerras. ‘Kemchs’ (caricaturista en el periódico El Universal) pinta en uno de sus estupendos cuadros al presidente listo para la próxima marcha que organiza a su favor.
El caricaturizado tiene toda la figura de Andrés, y su atuendo está ad hoc para hacer movimientos cabareteros en el clásico tubo.
Sentado en un banquito el presidente, con sus medias amarillas cuadriculadas con hilo negro con zapatos rojos de tacón alto, a su lado, sobre el piso está una caja repleta de billetes obtenidos del billonario presupuesto federal para pagar su marcha, y diciendo: “A mí, nadie me gana en hacer streaptease.”
Por escupir hacia arriba, sus propios escupitajos lo babean.
Recordemos que en su espanto y asombro ante una marcha multitudinaria y ciudadana, el mismo López acusó a todos esos marchistas de hacer streaptease; todo por ejercer sus derechos humanos de reunión, traslado y libertad expresiva.
Otra pinta que circula en redes expresa un sentir popular respecto a la marcha de la ira presidencial: “El domingo 13 marcharon quienes pagan impuestos. El domingo 27 marchan quienes viven de los impuestos.”
El Ayuntamiento de Morelia, en 1973, en cada obra pública construida nunca puso placas de inauguración con el nombre de ningún servidor público, como las que suele colocar el actual presidente de México con su nombre destacado. Aquellas placas municipales tenían conceptos culturales; una de ellas, en la Cerrada de San Agustín, dice: “En los muros y en las calles el pueblo hace y escribe la historia de su ciudad.”
Por otra parte, la ciudadanía mexicana ordenó con sus votos emitidos, en la próxima anterior elección federal del 2021, que el presidente no tuviera en el congreso de la unión los suficientes votos para reformar o adicionar la Carta Magna.
La voluntad de los mexicanos no se escuchó, y ha sido burlada.
Respecto a ello, con las marchas organizadas por la sociedad civil (y no por el autócrata) los mexicanos en las calles hacen y escriben su historia de nuestro país, apegados a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En las XX facultades y obligaciones que se le otorgan al presidente en el artículo 89 constitucional, en ninguna de ellas tiene derecho ni deber de organizar marchas a su favor, ni menos con el dinero de los mexicanos.
A su enfermedad de corazón, ojalá controlada, está la severa enfermedad de su mitomanía interminable.
Sus caprichos nos cuestan mucho a todos; y no tenemos buena seguridad pública, ni pertinente educación ni trabajos ni economía estables.
Lo que sí tenemos, son marchas convocadas por el presidente, organizadas por él, a donde acude él, hacia un fastuoso Palacio Nacional donde él vive, y en las cuales el presidente dice un discurso, a su favor, repetitivo, costosísimo, y con lengua venenosa que divide a los mexicanos.
Este presidente López ya perdió, hasta la vergüenza.