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miércoles, noviembre 27, 2024

HITLER: MI LUCHA

Marco A AguilarCATECISMO DE LÍDERES PROVIDENCIALES

Prohibido por mucho tiempo en varios países europeos, el libro de Adolfo Hitler, Mi Lucha, está de vuelta, y las ideas ahí externadas están en las palabras y los actos de no pocos políticos, coetáneos, de varios países.

Transcribiré, para ejemplificar, sólo algunas expresiones de esa obra.

Escribió Hitler: “… creció en mí la convicción de que precisamente de un pequeño movimiento… de regeneración nacional, que fuese algo más que un partido, llegaríamos al gobierno, así debía proclamarse una nueva ideología y no un nuevo lema electoral”.

Esa táctica nacionalsocialista fue utilizada con éxito recientemente.

“El camino del poder nos lo señala la Ley… ya en el poder, el éxito definitivo radica, y radicará, en la acción ofensiva”.

Ese concepto nazi lo usan quienes programan destruir los sistemas socioeconómicos, pero no con una lucha armada, sino primero llegando al poder por voto ciudadano y, desde ahí, devastar a la organización que les permitió ser gobierno.

“Los partidos políticos se prestan a compromisos; las concepciones ideológicas jamás. Los partidos políticos cuentan con competidores; las concepciones ideológicas suponen y proclaman su infalibilidad. Una concepción ideológica llevará sus principios al triunfo, sólo cuando en las filas de sus adeptos reúna a los elementos de más entereza y con mayor fuerza de acción de su época y de su pueblo, haciendo de ellos la falange de una organización apta para la lucha”.

Esa idea nacionalsocialista está en marcha como receta para ganar próximas elecciones, declarándole la guerra a un estado de cosas existentes: malas algunas, y buenas otras.

“… el nuevo movimiento debe lograr como objetivo capital, la nacionalización de la masa… Ningún sacrificio resultará demasiado grande cuando se trate de ganar a las masas para la obra de regeneración nacional… Quien se proponga ganar a las masas debe conocer la llave que abra la puerta de su corazón. Esa llave no se llama objetividad, esto es debilidad, sino voluntad y fuerza”.

Hoy, la fuerza y la voluntad del nacionalsocialismo está asomando las orejas.

“El primer fundamento inherente a la noción de autoridad es siempre la popularidad; en la fuerza está el segundo, y el tercero es el buen manejo de la tradición. Unidos los tres dan una autoridad inconmovible”.

Ese coctel nacionalsocialista está de regreso: popularidad, fuerza, y eficaz manipuleo de la tradición histórica.

“Personificar al pueblo con jóvenes soldados… hacer de ellos una guardia de cien mil hombres con un sentido nacionalsocialista”.

Ese sistema nazi se aplicó para hacer grupos selectos de fuerzas políticas armadas, se auxilió de la educación, tomando la dirección de todas las universidades germanas.

Predijo Hitler: “Los jueces… pueden condenarnos… mas la Historia… romperá, en un día sonriente, esta sentencia, para absolvernos… de culpa y de pecado.”

Digamos no al nazismo. ¡No, al paso de ganso!

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