AMLO, DESATINOS Y SOBERBIA
El presidente de los EU Donald Trump exhibió (con tozudo orgullo) al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, como un trofeo de sus logros en la ceremonia en que aceptara la candidatura republicana para ser reelecto.
La pasión electoral de AMLO es tan enfermiza, que aceptó ser objeto en la campaña presidencial de Trump y, ante el hecho riesgoso para México, sólo dijo: “soy respetuoso de la decisión de EU… no tengo opinión sobre eso… no quiero meterme en sus cosas”; y, así, se convirtió en una de sus cosas, en una cosa más de Trump.
La osadía de haber exhibido al presidente mexicano en un importante acto de campaña electoral, del partido republicano, no fue disposición de EU, como equívocamente afirmó AMLO, sino fue determinación del candidato Donald.
Y que carezca de opinión el presidente López Obrador sobre ese uso indebido de su imagen presidencial, para la campaña electoral Biden vs Trump, es intromisión inconcebible; más cuando agregó, “no quiero meterme en sus cosas”, pues el hecho es, repito, que el republicano lo exhibió como una de sus cosas.
Eso significa que nuestra política internacional ha seguido cayendo demasiado bajo: el presidente AMLO es ahora lacayo electoral de TRUMP.
¿Qué nos dirá López Obrador, al respecto, en su próximo informe? No sabemos qué número de informe es el siguiente, pues el presidente sufre de diarrea informativa.
No me opongo a que nos informe cada segundo, ni cada hora o cada día, si cree que no tiene otra cosa qué hacer, o si su compulsión al respecto es irrefrenable; empero, basta conque cumpla legal y debidamente con lo que ordena el artículo 69 de nuestra Carta Magna: “En la apertura de Sesiones Ordinarias del Primer Periodo de cada año de ejercicio del Congreso, el Presidente de la República presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país”.
Y esa obligación, del presidente, no es delegable, pues es de carácter constitucional. Cada presidente que ha mandado, o que mande, a su secretario de gobernación o a otro colaborador a entregar ese informe escrito, viola la constitución, sea López, Peña, Calderón o Fox.
Por miedosos y comodinos han preferido los presidentes mexicanos, desde hace ya algunos sexenios, hacer su reunioncita casera en lo que fuera Palacio Nacional, hoy casita de la sagrada familia López; y, obvio, discursean ante un público comprometido, sumiso, aplaudidor, y bien cebado.
No pasa desapercibido que AMLO ha querido calentar el ambiente de su próximo y siguiente informe con algunos spots o mensajes, en los que, como siempre, él es el paisaje, anunciador y protagonista.
Analicemos esos mensajes.
“En el peor momento se cuenta con el mejor gobierno”. Aquí reconoce que México vive su peor momento; y él lleva ya más de dos años ejerciendo el poder, ya que se lo entregó Peña Nieto el día siguiente al de la elección en que salió triunfante AMLO, y éste prometió que, llegando, por este simple hecho se solucionarían los problemas nacionales. Aseverar que éste es el peor momento, es confesar el fracasó de ese mal llamado “mejor gobierno”.
“No es para presumir. Soy hombre de palabra. Ya no hay avión presidencial”. ¿Cómo que no hay?, si él se acaba de subir al avión presidencial para mandarnos un mensaje. Él lo está rifando a través de la Lotería Nacional de manera desafortunada y oscura.
“No he aumentado la deuda pública”; cuando los datos de la Secretaría de Hacienda nos indican que el total de la deuda pública de México al cierre de julio del 2018 era de 10 billones, 427 mil millones de pesos; y al cierre de julio del 2020 es de 12 billones 239 mil millones. Es decir, ha aumentado nuestra deuda (interna y externa) cerca de 2 billones de pesos.
“Aumentamos los salarios”. Sí, es cierto, en 2018 el salario mínimo general era de 88 pesos 36 centavos, diarios; y en el 2020 este salario general es de 123 pesos 22 centavos, diarios, pero la capacidad de compra de aquellos 88 pesos con 36 centavos era superior a los del salario actual.
“No ha habido aumento en luz ni en gas”, afirma personalmente AMLO, cuando todos hemos sufrido ese incremento de manera terrible.
“Me han atacado, como no se había atacado antes a ningún presidente”; pero AMLO no dice que él, como presidente, ha agredido a todos. A toda acción corresponde una reacción igual, pero en sentido inverso. Es la tercera ley de Newton, en física, aplicable a la política.
“Ya no hay servicio médico privado para funcionarios”; y se le olvida que él como presidente, y su familia, gozan del mejor servicio médico privado de México, pagado por todos los mexicanos.
El día de su informe, más de 65 mil muertos por covid (número oficial) o 175 mil muertos latentes (según número indicado por organismos internacionales) incriminarán a la pésima política de salud del gobierno de AMLO, y éste sólo enchuecará su boca.
A pesar de su cacareado empeño, a los pobres de México los ha hecho más miserables.
Total, al presidente Andrés Manuel López Obrador le ha faltado humildad y eficiencia; en cambio, le han sobrado desatinos y soberbia.
¿Podrá transformarse AMLO, para bien de México?; porque alguien que aspira a ser transformador, primero debe transformarse a sí mismo.