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martes, noviembre 26, 2024

INTROMISIÓN PRESIDENCIAL

Marco A Aguilar        NINGÚN PODER ES PARTIDO

                                                      

Recientemente el constitucionalista Diego Valadés volvió al tema de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, asunto que había tratado hace aproximadamente un año de similar manera: “La SCJN no es ni debe ser un contrapeso del gobierno. La Corte resuelve conforme a derecho y no con criterios políticos. Los contrapesos deben estar en el Congreso”.

Claro, la SCJN no puede ni debe ser contrapeso del gobierno, puesto que es gobierno, o parte del gobierno federal, y representa a un Poder: al judicial de la federación.

Obvio, todos los resolutivos de la Corte deben estar conforme a derecho, pero el poder judicial federal no es ajeno al fenómeno político; empero, el ejercicio de sus atribuciones constitucionales debe apegarse a la política que corresponde a la administración de la justicia.

Respecto al gobierno federal, y sus tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, deben trabajar armónicamente, en base a sus atribuciones constitucionales, como pesos y contrapesos internos y equilibrados, despojados de partidismos políticos al ejercer la soberanía nacional en las áreas que se les han encomendado, para servir a la población.

Así que los pesos y contrapesos no son monopolio del poder legislativo, sino funciones de los tres poderes, y el fenómeno político les concierne a los tres, en el ámbito de sus facultades.

El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, motivado por Diego Valadés volvió recientemente a insistir en lo que ya había señalado: “La SCJN ha sido y seguirá siendo independiente, autónoma y defensora de los derechos humanos de todos. Es poco serio decir que el Poder Judicial es sumiso. En México, difícilmente, se ha tenido una Corte más fuerte que ésta. La Corte no es un partido de oposición es un tribunal constitucional y un órgano equilibrador que tiene a su cargo la defensa del orden constitucional mexicano. Hay personas interesadas en generar conflicto para tratar de suplir con la Corte lo que la oposición perdió en las urnas. No creo que la independencia del Poder Judicial federal esté cuestionada o en riesgo. No es papel de la Corte subirse a una arena pública a discutir con otros actores políticos sobre lo que hacemos, porque eso desvirtúa nuestra función, nos hace perder neutralidad, y a la larga quien pierde es la sociedad”.

La “neutralidad” no es un término adecuado para la SCJN. Lo que los justiciables esperamos es que todas las resoluciones del poder judicial federal sean imparciales, completas y prontas, aunque el presidente AMLO o el congreso se opusiesen a ello.

Nadie pide que la SCJN sea fuerte, deseamos que sea honorable e inteligente, y firme en sus resolutivos.

La SCJN no es autónoma, pues representa a un Poder que ejerce la soberanía nacional respecto a sus atribuciones constitucionales. Autónoma es la UNAM o el IMSS, pero no el Poder Judicial Federal.

Ninguno de los tres poderes del gobierno federal son partidos políticos, y andar aclarando esto, es una equívoca política gubernativa. Estas son de las confusiones, a alto nivel, que afectan al Estado mexicano.

Malo fue que el presidente haya intervenido, en anteriores sexenios, en los poderes federales; peor será que el presidente AMLO agrave esa intromisión.

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