LAS RUEDAS ESTÁN CUADRADAS
Todos a la marcha del próximo 26 de febrero.
Entre su cólera y su sordidez, exhibió de nueva cuenta su ineptitud el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sin ninguna razón lanzó su ataque en contra del abogado César de Castro, defensor del enjuiciado Genaro García Luna.
Sin más le espetó: “Este abogado es falsario, calumniador, chueco. Resultó más derecho Zambada… Estoy viendo si es posible demandar al defensor de García Luna, porque no se trata de Andrés Manuel, soy el presidente de México, y no acepto que se ponga en duda mi honestidad. No se puede gobernar un país sin autoridad moral, ni puedo ser rehén de gobiernos extranjeros, o de abogados o personajes del extranjero.”
Y agregó, además, “no tengo dinero para pagar un abogado… puede que encuentre a alguien que me cobre un porcentaje al terminar el juicio; y el porcentaje que yo gane, voy a entregarlo a familiares de víctimas de la guerra que desató Calderón”.
Todas estas parrafadas no resisten un análisis lógico jurídico, ni desde la perspectiva del derecho mexicano ni a partir del derecho estadunidense.
Veamos las partes torales, comunes a ambos derechos.
¿A quién demandar?
El coraje del presidente es contra César de Castro, a quien llamó “abogado falsario, calumniador y chueco”; empero, éste nunca hizo ninguna imputación en contra del presidente López.
Quien formuló la delación fue el narcotraficante Jesús Reinaldo el rey Zambada, y la hizo respecto a Andrés Manuel López Obrador, antes de que éste fuera presidente.
Zambada aseguró en su proceso de julio del 2013, en EU, que le había entregado a Gabriel Regino (quien fuera subsecretario de seguridad pública, y gente de todas la confianza de Amlo) 7 millones de dólares en 2005, para una campaña de Andrés Manuel, al parecer en contra del presidente Vicente Fox.
Y en 2019, en el proceso contra Joaquín el Chapo Guzmán, Zambada volvió a repetir que entregó 7 millones de dólares para López Obrador a través de su cercano colaborador.
Así que el abogado de García Luna, con copia documental de lo dicho por Zambada en 2013 (confesando en proceso propio) y en 2019 (como testigo protegido en proceso a Joaquín Guzmán), preguntó si era o no era cierto lo de esa entrega de los 7 millones de dólares a trasmano a Andrés Manuel López Obrador.
Contestando Zambada, otra vez como testigo protegido hace algunos días en el juicio contra García Luna, sí, dimos esos 7 millones de dólares a Gabriel Regino, pero no para el presidente López Obrador; y subrayó: “No, para él, no”.
Pero contra su palabra de ahora (2023), están las documentales públicas en dos procesos anteriores.
Además, hay demasiados indicios constantes y patológicos de una costumbre muy arraigada en Andrés Manuel, cuidar que sus manos no se manchen directamente nunca con dinero, haciendo que otros realicen esos trabajos sucios, en su beneficio.
A cambio de esas porquerías con tintes delictivos, les da cargos públicos y acceso a negocios productivos, cubriéndoles con el sobado discurso de: “es una gente honorable y honrada a carta cabal”.
Marcelo Ebrard fue a quien encargó el presidente López que estudiara sobre la posibilidad de demandar; precipitándose el secretario de Relaciones Exteriores: “no hay que dejarnos, está de por medio el prestigio del gobierno”.
Y eso no es cierto. Lo que está de por medio es el prestigio de Andrés Manuel, quien como presidente miente al decir que “todo está sobre ruedas”.
Cuando las ruedas que su sordidez ha creado, son ruedas cuadradas.
Está cuadrado que el presidente mexicano le urja sobajarse como justiciable en las cortes de EU; que Amlo demande por daño moral, cuando millones de mexicanos lo tachan de inmoral; que el presidente López coma vísperas, repartiendo un porcentaje inexistente de un juicio absurdo que da vergüenza, pero no lucros; y, que en lo ilusorio desee repartirlo a las víctimas de Felipe Calderón en su guerra, cuando a quienes debe de pagar López Obrador es a sus propias víctimas, que son millones de familias, mucho más que las de cualquier ex presidente, por inseguridad y por salud, públicas.
Y lo cuadrado, recién confesado por Amlo: “No quiero entregar el poder a un gobierno espurio”.
¿Qué sugiere el presidente mexicano? Te lo digo a ti Perú, para que lo entiendas México.
¿Más cuadradas?, ni el cuadrilátero de sus corcholatas.
Todos a la marcha del próximo 26 de febrero.
Sí a la Constitución. No al plan B.