¿Y CUÁLES SON LAS NUEVAS?
José Antonio Meade Kuribreña, seguro candidato priísta, de quien el mismo PRI destaca como una de sus virtudes el no ser priísta, ha empezado a externar ideas.
Sus conceptos, por lo general, se dirigen a confrontar oblicuamente los decires de Andrés Manuel López Obrador, belicoso contendiente decidido a provocar a su más poderoso adversario, con expresiones despectivas.
Si AMLO afirma que en llegando al poder promoverá el desechamiento de reformas peñistas para restablecer las tesis de la Revolución Mexicana, JAMK responde: “Enfrentar los retos con viejas recetas no va a ayudar a México… No hay que demolerlo todo, hay que dar continuidad y no improvisar”.
También, José Antonio contesta: “Mi proyecto contempla un combate frontal a la corrupción”, persistiendo en lo realizado; pues Andrés Manuel “para pacificar al país” está analizando “otorgar amnistía a los líderes del crimen organizado”, bajo reglas.
De inicio, y superficialmente, parece descabellada esa amnistía, incluso, se escucha incoherente el solo considerarla en estudio.
Sin embargo, vale la pena escudriñar sus posibilidades, siempre y cuando así, con modalidades y límites, se obtuviera la seguridad de vivir en paz conforme a derecho, para reorganizar las fuerzas productivas y mejorar substancialmente la distribución de la riqueza, fortaleciendo la cultura y la educación para el eficaz respeto a los valores y derechos humanos.
Desechemos todo prejuicio. Analicemos propuestas, vengan de quien vengan. Los medios no justifican a los fines, así, en abstracto y generalizadamente; pero sí algunos medios justifican a algunos fines.
La propuesta de AMLO es que se analice esa amnistía, la que debe contar con la aceptación del sujeto pasivo del delito, si lo hubiere; además, que sea general, impersonal y abstracta como toda ley emanada del proceso legislativo.
Por eso incluiría a quienes él ha venido llamando “la mafia del poder”.
Lo que está claro es que a balazos, exclusivamente, hemos producido una guerra entre mexicanos, y con ello cientos de miles de muertos, convirtiendo a México en un enorme cementerio, donde huele a sangre, a putrefacción cadavérica, y en donde se han generado viudas y huérfanos en serie y en serio.
Esas recetas de violencia, nuevas o viejas, hechas en nuestro país o made in USA, únicamente han servido para mal de México.
Si perdonar, sin olvidar, es “un paso para la paz”, busquemos a la gente confiable y honorable que pueda llevar a cabo esta tarea, con bajo costo y logros sólidos, perdurables y benéficos, para el pueblo, entendiendo por éste a la mayoría de los mexicanos.
De igual manera analicemos sin perjuicios la afirmación de Meade Kuribreña cuando descalifica “a las viejas recetas para mejorar a la economía familiar, a la seguridad y a la justicia”.
Preguntémosle para que explique a detalle, ¿cuáles serían las nuevas recetas que propone?, y estudiémoslas sin recelos.