ANTES DE CRUZAR EL RÍO
Hace 10 días, todavía, Andrés Manuel López Obrador iba bien, viento en popa, en su tercera candidatura a la Presidencia de México; ahora, lo que era casi seguro, se ha tornado impreciso.
Sus emociones y sus odios le ganaron otra vez, y sus palabras, casi siempre parcas y tardas, fueron vencidas por su ansia de lanzar verdades a los empresarios poderosos de nuestro país.
No les mientes la madre a los cocodrilos, antes de cruzar el río; le oí decir hace muchos años a un abuelo sabio a la orilla del bajo Balsas, en su desembocadura al Océano Pacífico.
Ese concepto sigue siendo cierto, con independencia de las frases, folclóricas o no, que se empleen para expresarlo.
Por así requerirlo los intereses de los adversarios de AMLO, el hecho ha sido súper publicitado e, incluso, ligera, pero intencionadamente, deformado.
Esa etapa belicosa inició con la publicación de un desplegado bajo el título: “ASÍ NO”, suscrito por varios integrantes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN): “Condenamos que un candidato a la Presidencia de la República recurra a ataques personales y descalificaciones infundadas…”
Los firmantes confiesan, entre otras, dos cosas: una, “Condenamos”, apropiándose de una atribución que ninguna ley les confiere y, así, se suman a los adversarios de López Obrador; y, dos, que son inmensamente poderosos y ricos, al emplear “de manera directa a más de un millón y medio de jefes de familias mexicanas e invertir cada año miles de millones de dólares en nuestro país… generando 9 de cada 10 empleos formales”.
Y AMLO de inmediato se enganchó respondiendo (al participar en la LIX Semana Nacional de la Radio y la Televisión) a los autores de ese desplegado: “son una minoría rapaz… responsable de la tragedia por lo que atraviesa el país… que tiene secuestrado al gobierno… a la que le pido que se haga a un ladito… porque ya basta… ya que han robado demasiado… Ellos tienen confiscadas a las instituciones, tienen secuestrado al gobierno, y éste está al servicio de esa minoría que no quiere que haya cambio… para ser claros, no quieren dejar de robar ni perder privilegios, incluso son malagradecidos con el presidente Peña Nieto, pues se sienten los dueños de México.”
Y a ello agregó expresiones muy social demócratas: “no habrá expropiaciones ni confiscaciones… estaremos de cara al futuro… sin violencia cual ninguna… así como Juárez separó a la iglesia del Estado, ahora es necesario separar la política de la economía”.
Con este encontronazo entre AMLO y una minoría de empresarios (o la mayoría de los empresarios poderosos) se pueden generar tres opciones: se contentan pronto la economía y la política, y gana AMLO; o la economía gana a la política, y pierde AMLO y sale el tigre; o la política gana a la economía, gana AMLO y México y su pueblo sufrirán sacudidas económicas.
Formal y realmente el voto ciudadano decide, no manda ni el mienta madres ni el cocodrilo.