¡PELIGRA LA REPÚBLICA!
Jurista de tiempo completo, Sergio García Ramírez hizo entrega de su artículo semanal a la Revista Siempre! (llamándola “hospitalaria”) ya entrado el año 2024.
Certero y académico, discierne sobre “La función judicial y quien la ejerce”; así, descifra lo qué es la administración de la justicia federal, rinde respeto a la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación, y distingue las cualidades profesionales de la presidente ministra Norma Lucia Piña Hernández.
Invoca y reconoce (en éste, su último artículo) que Beatriz Pagés se ha ocupado recientemente del tema; empero, asevera: “Sigo, pues, mis propias reflexiones y los pasos de la directora de Siempre”.
En ese escrito, Sergio García Ramírez nos previene a todos los mexicanos: “El caudillo que predomina en México ha concebido ideas preocupantes para zanjar lo que él considera conflicto entre la ley y la justicia, entendiendo ésta ‘a su modo’ y desechando el cumplimiento puntual de la ley… ha tenido la ligereza, que rechazamos de plano, de calificar al Poder Judicial de corrupto, en bloque, sin aportar pruebas ni proveer argumentos que sostengan tan irreflexiva afirmación… Es necesario fortalecer al Poder Judicial y a quienes le sirven con acierto y dignidad. Debilitar al Poder Judicial es restar garantías a los ciudadanos y reducir firmeza al Estado de Derecho.”
El 10 de enero del año que se inicia falleció Sergio García Ramírez. Su visión del México actual refleja su honestidad y talento. El sutil enlace que realizó (durante su vida) entre sus ascendientes y descendientes, Sergio lo buriló en su perfil humanista. Su reciente y póstumo mensaje se agradece. La amistad con él me honra, y me obliga.
Ese “caudillo” al que se refiere (García Ramírez) es el actual presidente López; éste, carece de toda originalidad, ya que ha seguido los pasos de los variados gesticuladores, sicofantes y tartufos, que han padecido, en muy distintos tiempos, diferentes sociedades.
Se trata de los hipócritas, impostores, corruptos, traidores y mentirosos.
Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673), dramaturgo y poeta francés, mejor conocido como Moliére, describe magistralmente en su comedia “Tartufo”, a su personaje, en un mundo religioso en decadencia, en los tiempos de la ilustración.
Orgón, rico burgués de París, es engañado por Tartufo; y aquél entrega, a éste, toda su autoridad. Así, Tartufo ejerce un peligroso autoritarismo, y lo encubre diciendo: “yo me debo y obedezco al cielo”.
Claro que nuestro Tartufo en la actual política mexicana, en virtud de su circunstancia, afirma: “Yo me debo y obedezco al pueblo”.
El Tartufo de Moliére manifiesta: “No deseo propiedades ni riquezas; y si las acepto como donaciones es para que no vayan a caer en malas manos, y las recibo sólo para auxiliar al cielo”.
Tartufo López nos ha dicho que: “No tengo propiedades ni riquezas”; “Recibimos donaciones para apoyar al pueblo”.
El equipo de Latinus, encabezado por Carlos Loret de Mola, ha realizado una investigación documentada de cómo los hijos del presidente López, se han hecho inmensamente ricos con la obra pública y los medicamentos.
Y el presidente López, sacado de quicio, únicamente responde atacando a Loret de que su riqueza es mayor a la de sus hijos, y retándole a que hagan permutas de patrimonios.
Pero si el presidente López no tiene nada, ¿cómo se atreve a proponer esa permuta de la riqueza de sus hijos?
Lo que irrita a la sociedad mexicana, entre otras cosillas del presidente López, es que ante todo México se haya hecho propietario de sus cinco corcholatas, incluyendo a la triunfadora doña Clau, se haya hecho propietario de cuatro partidos políticos, se haya hecho propietario del poder legislativo, para asuntos que no requieran de la mayoría calificada, se haya hecho propietario de tres ministras de la Corte, se haya hecho propietario de veintidós gobernadores, y se haya hecho propietario de muchos otros etcéteras, etcéteras y etcéteras.
El 2 de junio del 2024 todos requerimos votar por candidatos que no sean propiedad del presidente López, pues peligra la república.
México es de los mexicanos; México, ¡es una nación!, ¡es un país!
México no es propiedad privada de ningún Tartufo.