QUE AMLO APLIQUE EL DERECHO
Todos los presidentes que han querido llenar el Zócalo de la Ciudad de México lo han abarrotado, pero siempre ha sido a costa del erario federal; es decir, lo hacen con el dinero del contribuyente.
El domingo 1 de diciembre, de este año que ya se encuentra en agonía, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió acarrear gente de varias partes del país (con transporte, torta y refresco, más grupos musicales de moda) para satisfacer su egolatría y sentirse querido por el pueblo.
Igual que antes, se pagó a los medios para que informen que los asistentes al zócalo fueron “250 mil personas”, que el “57% de los mexicanos apoya totalmente lo que diga y haga el presidente”, y para que subrayen las “brillantes y profundas” frases pronunciadas por el mandatario informante.
Y también todas esas mentiras se pagan con nuestros impuestos.
El zócalo capitalino con todo y las calles y banquetas aledañas mide 46 mil metros cuadrados, y completamente lleno, para que no se ahogue la gente, caben cuando mucho 92 mil personas adultas. Así que toda cifra que rebase esta cantidad es una mentira.
Por otra parte, a la mayoría de los mexicanos les es indiferente el presidente, sea quien sea, inclusive AMLO. Los problemas del pueblo son otros, no el ejecutivo federal. Y hay quienes no lo aceptan y marchan en su contra; mientras, los impertinentes odios externados por el presidente agrandan, día con día, a este grupo opositor.
Las actitudes y frases de Andrés Manuel le sirven al pueblo de mofa festiva. Tal es la realidad nacional, por lo que ese cacareado “57% de aceptación” es sólo el adular de los costosos panegirista del presidente que viven del erario.
Por lo que ve a los dichos presidenciales, también son los de siempre: “Acabemos con la corrupción de los de arriba, como las escaleras que se barren de arriba para abajo”, frase que por cierto fue acuñada por un panista ya fallecido y olvidado, José Ángel Conchello, a quien AMLO no le ha dado el crédito.
“La principal tarea del gobierno es desterrar la corrupción política”, señaló AMLO, cuando hoy tenemos igual o más corrupción política, a cargo, siempre, del presidente en turno.
¿Y la corrupción económica?, ¿qué pasó con ella? La alianza entre AMLO y los multimillonarios del país está en marcha.
“No aceptamos ningún tipo de intervención extrajera”, dice AMLO de palabra, cuando le sigue sirviendo a Donald Trump.
Por cierto, nuestro Código Penal Federal dispone: “TERRORISMO. Artículo 139.- Se impondrá pena de prisión de quince a cuarenta años y cuatrocientos a mil doscientos días multa, sin perjuicio de las penas que correspondan por otros delitos que resulten: I. A quien utilizando… armas de fuego, o por incendio… o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realice actos en contra de bienes… privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular…”
Casos como el de Culiacán, o el de la familia LeBarón, ¿actualizan o no las anteriores hipótesis jurídicas?