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miércoles, noviembre 27, 2024

YALITZA, CUARÓN Y ROMA

Marco A Aguilar

UN ÉXITO DEL GENOMA

 

La ceremonia de los Oscar, de 1929 hasta al 2019, ha logrado un buen desarrollo, pero ha devenido como una intrigante mezcla de política, mercadotecnia y arte cinematográfico.

Alfonso Cuarón, mexicano internacionalizado, es un profesional que, aparte de manejar técnica fílmica, opera con maestría el mercadeo publicitario y económico.

La película Roma invoca con su título a la Santa Sede, a la capital de Italia, y al enclave urbano infantil de Cuarón en el DF: “viva México cuarones”.

A ello se suma una personalidad central del film, protagonizada no por una artista profesional, sino por Yalitza Aparicio Martínez, mujer dedicada a la docencia, de marcados rasgos zapotecos, sin antecedentes en la actuación.

Y sin más, queda nominada para el Oscar 2019 a la mejor actuación, generando confusiones y envidias entre no pocos elementos de ese gremio.

La publicitada mezquindad de los inconformes dio origen a que, nacional e internacionalmente, calificaran a México como país racista, sin serlo. Claro que existen mexicanos racistas, pero la mayoría de nuestros compatriotas no lo son.

Nuestras discriminaciones no son étnicas ni de castas, son económico sociales y de conductas educativas y culturales.

La belleza es un concepto refinado y estético, producto de la abstracción del sistema nervioso de los humanos. Supongo que nadie puede ver la belleza, en sí.

Sólo vemos, en el mundo de lo concreto, paisajes bellos, mujeres bellas y cosas bellas. Toda mujer es bella, en cuanto que es, en sí misma, única e irrepetible. Esto en principio.

Además, la belleza en el ser humano no sólo se obtiene por su cuerpo y su rostro, sino también por su conducta, inteligencia, trabajo, conversación, humanismo, ética, y otras virtudes del mismo jaez.

Tengamos presente que los países hegemónicos lo son, en cuanto que nos dominan económica, política, educativa, religiosa, social y estéticamente. Con sus películas, sus canales de televisión, su internet y redes cibernéticas nos imponen su concepto de belleza humana.

Nos adiestran desde pequeños para que pensemos que la belleza femenina es rubia, de ojos azules, tez blanca, espigada y con moldura de Hollywood, pero no nuestras mujeres redonditas, bajitas de estatura, color de piel de azteca, tipo Yalitza Aparicio Martínez.

De esa forma nos dominan y nos explotan. Nos hacen creer que nuestro grupo étnico es feo, tonto, flojo y malo; mientras ellos son buenos, trabajadores, talentosos, y bellos.

Y eso no es cierto. Rechacemos esa arma estética de dominio y explotación. Los mexicanos debemos elaborar nuestros propios valores estéticos, y estar orgullosos de todas las yalitzas, de hoy y de siempre, del arte y de la ciencia, del deporte y del hogar, del campo y de la ciudad.

Cuarón, Yalitza, y todos los actores de la película Roma, merecen nuestro reconocimiento, y son nuestro orgullo.

El mestizaje mexicano es nuestra patria y destino.

 

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