El Centro Histórico es paso de viajantes que retornan en cada altar y ofrenda, acompañados por turistas visitantes
El Centro Histórico de Morelia es escenario de quienes a diario pasan en su cotidiano ir y venir para sus actividades pero que, en estos días especiales, fechas de festividad y celebración mexicana de la muerte, es el punto de llegada y visita de turistas tanto del propio país como de otras naciones quienes disfrutan su paseo por las plazas principales de esta capital adornadas y revestidas de la flor del cempasúchil y de los altares montados en honor a quienes ya partieron.
Las ofrendas, las velas, las catrinas y los adornos con papel de colores decoran el centro de Morelia convertido en el paso de los muertos, con sus tapetes de florales colocados algunos con pétalos de cempasúchil para abrir el paso a la llegada y el regreso de los muertos.
Morelia ha sido escenario en estos días de varios eventos como el ocurrido ayer, impresionante desfile de catrinas y catrines en que participaron miles de morelianos ataviados en la caracterización elegante. Es la muerte vestida de gala. Y la ciudad ha sido estancia de quienes han querido quedarse aquí o de quienes vinieron aquí para desplazarse a la noche de muertos tradicional en Tzintzuntzan y en Janitzio como en otras tenencias de Pátzcuaro, cuyos pobladores guardan la tradición y velan a sus ausentes durante toda la noche y madrugada del 1 y 2 de noviembre.
Morelia se ha revestido y engalanado para acoger a los paseantes, y también para dar paso a quienes vienen y después tienen que irse, causa de esta conmemoración y tradición guardada por décadas, en un escenario enmarcado bajo el color de la cempasúchil, la luz de las velas y el colorido como la tradición.