De los 40 diputados convocados asistieron 17, y de ellos, cinco llegaron con notable retraso; el resto de los poderes del Estado también brillaron por su ausencia
El acto solemne para inscribir en letras doradas el nombre de Benedicto López Tejeda en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de Michoacán, fue desairado por la mayoría de los diputados locales, evidenciando la desidia de los legisladores a solo tres semanas de concluir su mandato.
De los 40 diputados convocados para esta ceremonia, que se calificó como un acto de “justicia histórica”, únicamente asistieron 17, y de ellos, cinco llegaron con notable retraso.
“El congreso del Estado, en representación y por mandato del pueblo de Michoacán, visibiliza, reconoce y honra la figura y obra y el legado del prócer del oriente, oriundo de Tuxpan, Benedicto López, no solo fue un eficaz y valeroso mariscal del ejército independentista, bajo el mando supremo del generalísimo José María Morelos y Pavón y la conducción directa de Don Ignacio López Rayón, fue también amigo y confidente del padre de la patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, con quién departió fraternalmente, de quien abrevó las ideas y los ideales libertarios que iluminan y fraguaron la independencia de nuestra nación”, manifestó la diputada María de la Luz Núñez Ramos, ante los pocos diputados presentes.
La falta de interés no solo se limitó al Congreso, pues el resto de los poderes del Estado, también brillaron por su ausencia, enviando a representantes en lugar de acudir personalmente a la ceremonia.
El evento, que supuestamente debía ser un reconocimiento a Benedicto López Tejeda, considerado un prócer michoacano y figura clave en la lucha por la independencia de la nación, quedó opacado por la indiferencia de los legisladores, quienes han mostrado un marcado desinterés por sus responsabilidades, a pesar de continuar percibiendo sus onerosos salarios.
Este desaire no es un hecho aislado; se suma a una larga lista de pendientes en el Congreso, donde alrededor de mil iniciativas han quedado en el olvido, además del escaso trabajo en comisiones y la recurrente ausencia de los diputados en sesiones ordinarias y actos solemnes.
