Inicia el Obradorato
A 180 minutos que Andrés Manuel López Obrador termine su mandato, no hay nada que agradecerle y si mucho que reclamarle; no cumplió, nos engañó, mintió sistemáticamente por seis años, usó los recursos del Estado para consumar venganzas personales y destruyó la vida democrática de México.
Dividió a la sociedad mexicana en chairos y fifís y sentó las bases para que el país se convierta en una dictadura de partido heredable, que concentre el poder político y militar en una sola persona, como toda tiranía.
Somos muchos los que pensamos que el día de mañana no habrá un cambio de gobierno, será de continuidad y el inicio del “obradorato” que tendrá como sede su finca de Palenque. Porque López Obrador solo finge que se va, pero su proyecto no termina en un sexenio.
Además, aprovecha que goza de más popularidad que la misma presidenta electa, lo que le otorga mayor autoridad y control sobre su sucesora.
Sin embargo, López Obrador deja a México convulsionado por la violencia, un verdadero narcoestado, donde autoridades y cárteles conviven en una relación sumamente sospechosa y de evidente complicidad.
Claro ejemplo de la infiltración de los cárteles en las más altas esferas del poder público y militar.
Los grupos criminales no solo controlan el 80 por ciento de los municipios mexicanos; la extorsión y el cobro de piso se ha generalizado en todo el país, afectando principalmente al aparato productivo nacional; hoy miles de mexicanos pagan derecho de piso por trabajar o tener una casa. Esa es una realidad.
Su sexenio será recordado como el más sangriento de la historia del país, rompió record en homicidios dolosos y denuncias por extorsión; de diciembre de 2018 a agosto de 2024, suman cerca de 158 mil por homicidio doloso, es decir, 33.72 por ciento más que en el mismo periodo del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Eso por señalar solo el asunto de la inseguridad y violencia en el país y que le hereda a la presidenta Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, hay que reconocer que López Obrador consolidó su enorme popularidad a través de su conferencia mañanera, que se convirtió en una herramienta de comunicación y propaganda y también se utilizó como instrumento de gobierno para atacar a sus opositores y críticos.
Estas mañaneras, mantuvieron a los medios informativos ocupados con las ocurrencias presidenciales, alejándolos de los verdaderos problemas que afrontaba el país.
No le será fácil a Claudia Sheinbaum sustituir un liderazgo carismático como el de López Obrador sin romper con él, situación que desde luego no sucederá, por lo que iniciará su gobierno bajo graves presiones y cubierto con el velo de la desconfianza.
Tengo el presentimiento que más tarde que temprano, surgirán versiones de omisiones y actos a los que tendrá que responder el expresidente ante los mexicanos y por supuesto, ante la historia que lo ubicará en su justa dimensión.