LA SUPREMACÍA DE CLAUDIA Y SU PARTIDO
En apenas ocho días, la reforma en materia de Supremacía Constitucional avanzó rápidamente en el ámbito legislativo de México, proponiendo que las reformas a la Constitución no sean objeto de impugnación o suspensión.
La iniciativa, presentada el 22 de octubre en una reunión privada entre la líder de Morena, Luisa María Alcalde, y legisladores de su partido, fue turnada, aprobada en comisiones, avalada en el pleno del Senado y, finalmente, ratificada por la Cámara de Diputados.
El intenso debate sobre la reforma se intensificó tras su aprobación en la Cámara de Diputados el día de ayer, lo que llevó a diversos congresos estatales a pronunciarse rápidamente sobre el tema. Se necesita el apoyo de 17 congresos estatales para que esta reforma entre en vigor.
Mientras que las y los legisladores del oficialismo defendieron la reforma siempre argumentando que esa es la voluntad del pueblo, las y los diputados de oposición la denostaron asegurando que abre el camino a la construcción de una dictadura en el país.
Las principales consecuencias de esta reforma será la consolidación del Poder Ejecutivo; la medida podría interpretarse como un intento de concentrar el poder en el ejecutivo, limitando la capacidad de revisión judicial. Es evidente que se le otorgará un super poder a la presidenta Claudia Sheinbaum.
La segunda consecuencia y la más grave, es que la ciudadanía queda indefensa, sin recursos legales para cuestionar cambios en la Constitución, lo que erosionará la democracia.
No cabe duda que Morena no quiere construir un mejor país, es evidente que solo busca su permanencia en el poder, estableciendo una dictadura de partido que elimina las más básicas libertades y derechos de los ciudadanos, como la libertad de expresión.
Todo pareciera indicar que están contados los días para los millones de mexicanos que pensamos diferente a ellos, quienes estamos cansados de mentiras y corrupción, de la simulación, de ver como destruyen una Patria que nos ha costado tanto construir.
Estoy cierto que los que amamos a México, sabremos mantener nuestras convicciones, defendiendo nuestros derechos y apelando a la máxima de que “no hay mal que dure 100 años”.