ATAQUE INMINENTE
El uso de drones artillados MQ9 Reaper, que realizan misiones de espionaje a los cárteles mexicanos que están en la mira de las autoridades de Estados Unidos, son los que han sido utilizados hasta ahora para atacar a presuntos terroristas en países como Somalia, Irak y Siria, y buscan presionar al gobierno mexicano para que “haga más” contra los grupos de narcotraficantes.
Estas operaciones demuestran que las intenciones de Donald Trump de eliminar, al menos a seis cárteles mexicanos, va en serio. El mismo Elon Musk, asesor de Trump, confirmó que la oficialización de la designación de cárteles mexicanos como terroristas, significa que son elegibles para ataques con drones.
Ante la imposibilidad de hacer nada, la presidenta Claudia Sheinbaum comentó que no hay nada ilegal en los vuelos de drones sobre México y que son parte de la colaboración con Estados Unidos desde hace años.
Si el patrón de ataque con drones es el mismo, este puede comenzar en cualquier momento y sin aviso previo a las autoridades mexicanas, como sucedió al realizar ataques anteriores en Irak y Siria, donde las autoridades locales no fueron informadas.
Hay que considerar que, para la Casa Blanca, resulta difícil entablar relaciones bilaterales fuertes y confiables con un gobierno que está coludido con los narcotraficantes que controlan el país.
Los gobiernos de la 4T han convertido a México de ser socio, aliado y amigo de Estados Unidos, al vecino incómodo, en los que ya no se puede confiar por sus nexos con los narcos.
Por ello, Trump aplica con México la política del doble discurso, por un lado, elogia a la presidenta Claudia Sheinbaum, y por el otro la acusa de proteger a los cárteles que fabrican y trafican las drogas hacia Estados Unidos.
Este juego malvado de Trump podría tener repercusiones políticas enormes en la vida nacional, especialmente para la verdadera mafia del poder que gobierna México.
