FUERA MÁSCARAS
Estos últimos meses del gobierno del presidente López Obrador, no hay duda que serán una verdadera pesadilla para la sociedad y una afrenta a la democracia mexicana, toda vez que el mandatario anunció en su mañanera que desea desaparecer todos los organismos autónomos que hacen contrapeso a su gobierno.
El presidente anticipó que, antes de concluir su administración, presentará una reforma administrativa para desaparecer los organismos autónomos como el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), el Instituto Federal de Telecomunicaciones y la Comisión Reguladora de Energía.
Sostuvo que dichas instituciones fueron creadas para tener un gobierno paralelo que trabaja en beneficio de una cúpula y no a favor del pueblo de México.
El tabasqueño aplicó el “fuera máscaras” y demostró abiertamente su vocación dictatorial y sus negras intensiones de poner de rodillas a los mexicanos que disienten de sus políticas de gobierno, y aunque esas iniciativas nacen muertas, pues no serán aprobadas por el Congreso de la Unión, si demuestran el deseo de que el país entre en caos, uno mayor al que nos encontramos.
Las medidas presidenciales, totalmente retrógradas e inconstitucionales, enfrentarán en el Cámara de diputados a un frágil dique opositor que frenarán sus intenciones, si es que la Alianza no se disuelve antes.
De cara al proceso electoral, López Obrador pretende legislar con intimidación, mediante decretazos, borrando del mapa, todo lo que pueda cuestionar el resultado de la elección de estado que está preparando.
La pregunta es, si existe la suficiente fortaleza democrática para enfrentar los siguientes embates que el presidente y su partido hacen a la Constitución, violentándola y acomodándola a modo, para llevar a cabo su transformación.
No obstante, este tema resulta otro distractor para los mexicanos, porque detrás del asunto, el presidente pretende desviar la atención sobre los temas de corrupción y tráfico de influencias de sus hijos, que los partidos de oposición están a punto de denunciar penalmente.
Pobre México, pero más pobre los que siguen creyendo sus mentiras y pensando que vamos bien.