EL SURGIMIENTO DE LA NARCOCULTURA
El crecimiento sin control de grupos criminales y cárteles de la droga en nuestro país, están impactando severamente en la conducta y expresiones de la sociedad mexicana, no solo en lo político, también en lo comercial, en lo social y en lo cultural.
Prueba de ello son las nuevas expresiones musicales y los personajes que las interpretan como los corridos tumbados, que hacen apología del crimen y la violencia, de la ostentosa vida de los narcos sus aventuras y sus amores.
Lo anterior, está dado paso a la transformación a la narcocultura, gravemente potencializada por las redes sociales, está permeando en la consciencia de nuestros niños y jóvenes todos los días, al grado que muchos de ellos idealizan vivir como sus intérpretes o ser uno de ellos, la imagen de personajes que usan ropa y joyas de diseñador, ingiriendo alcohol y sustancias despreocupadamente, siempre acompañados de mujeres empoderadas, está creando nuevos códigos sociales.
Antropólogos y sociólogos preocupados por esta situación, están realizando investigaciones, que confirman que se trata de nuevos códigos donde los principales expositores de la narcocultura en el presente como Peso Pluma, Natanael Cano y Junior H, entre otros han pasado a ser los ídolos a imitar por las nuevas generaciones.
Otro grave fenómeno es que antes, la figura femenina prácticamente no tenía presencia, era casi anónima, como un trofeo o una especie de territorio conquistado, pero ahora son parte importante de la estructura del narcotráfico, según los expertos.
Hay que mencionar que las plataformas de consumo digital y las redes sociales le dan a la narcocultura un alcance global que no tenía en el pasado, aunado a la desatención de los padres de familia que, en muchos casos son quienes las escuchan.
Esta nueva forma de vivir intensamente al límite, por parte d ellos jóvenes, a la mayor velocidad y ante la incertidumbre del futuro, los hace vulnerables a copias las conductas antisociales.
El verdadero problema, no son las letras de los narcocorridos, sino la falta de una política educativa y social de prevención que cuide a los niños y a los adolescentes.
