En un ejercicio de escucha activa con academia y sociedad civil organizada, el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción retornó a una de sus razones de ser: atender las propuestas de la sociedad en el combate a la corrupción.
Durante poco más de un mes diferentes actores se dieron cita en el Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Michoacana como parte del Laboratorio Anticorrupción para analizar, debatir y plantear propuestas de mejora al Sistema Estatal Anticorrupción y el Comité de Participación Ciudadana tomó nota de cada una de éstas propuestas.
El primer reto de los asistentes al Laboratorio fue evitar caer en el error de reducir a la corrupción a un problema de educación y de valores puesto que, con ello, no hay solución pronta, no hay estrategia de corto plazo que puedan brindar avances. Además, se acordó que la corrupción es un problema tan grande y que afecta tantos niveles y esferas de la vida pública que es ocioso intentar reducirlo a una sola causa.
Posteriormente, vino el reto de definir y discernir lo que es la corrupción a diferencia de otras faltas a la ley. Enteder que no todo lo malo que sucede tiene su origen en la corrupción fue un obstáculo difícil de vencer pero, al final, poder delimitar el problema, hizo más sencillo disgregar sus causas y afectaciones para, así, comenzar a atacarlas con propuestas certeras y eficaces.
Finalmente, se elaboró una propuesta con tres ejes estratégicos para trabajar en el combate a la corrupción y, sobre todo, reconocer lo que desde la ciudadanía se puede hacer y ese ejercicio fue la cereza del pastel.
Académicos e integrantes de la sociedad civil organizada decidieron que la falta de información oportuna sobre la obra pública, la poca transparencia en el manejo de los programas sociales y la complejidad de los trámites municipales son buenos escaños para iniciar la cuesta arriba que es el combate a la corrupción.
En general, las propuestas de mejora estuvieron íntimamente relacionadas con el uso de tecnologías de la información que permitieran a los ciudadanos tener acceso a los datos necesarios y fiscalizar los recursos públicos peso sobre peso, centavo por centavo.
Pero, para ello, se requiere del compromiso y el trabajo continuo, sin colores, sin periodos de gobierno, de las mismas instituciones. En ese sentido, los participantes del Laboratorio hicieron un exhorto para que los integrantes del Comité Ciudadano del Sistema Anticorrupción hicieran llegar estas preocupaciones pero, sobre todo, estas exigencias a las instituciones a través del Sistema.
Los tratados y analizados en el Laboratorio no son los únicos problemas, no son las únicas soluciones; y los participantes no son los únicos actores interesados; sin embargo, este primer ejercicio resultó muy enriquecedor para los ciudadanos que integramos el Sistema Anticorrupción.
En este tipo de foros encontramos materia prima para nuestra labor y confiamos en que no será el último de los ejercicios en los que las instituciones esten obligadas a escuchar a la sociedad civil organizada, en un primer momento; y a la sociedad en general, en ejercicios posteriores.