OPACA, COMPRA A IBERDROLA
“Hay un cambio de política, eso en el caso de los que le sacaban provecho, como Iberdrola, una empresa española que empezaba a construir plantas de generación de energía con contratos muy jugosos otorgados por los funcionarios del gobierno.”
AMLO, 22 de octubre de 2022
A través de un esquema complejo – poco usual para la 4T que, simplemente adjudica a los amigos, sin reparar en los medios de pago- y completamente opaco a la fecha, Iberdrola vendió 13 plantas eléctricas el pasado 4 de abril por 6 mil millones de dólares al Gobierno Mexicano.
Fue, en primer lugar, una noticia sorprendente debido al ataque frontal de Andrés Manuel López Obrador a Iberdrola en medio del debate sobre la Reforma Eléctrica pues el Presidente había calificado a la empresa española de “saqueadora” por lo menos.
Pero, amén de no sostener lo dicho en las descalificaciones, hay incongruencias con el modus operandi de la compra que precisan poner atención en algunos puntos:
Lo primero es que no se trata de la “segunda nacionalización del sector eléctrico” como lo quieren hacer pensar quienes aplauden al Gobierno porque la propiedad de las centrales y la gestión del fideicomiso que las operará será privada. Es decir, a través de un fideicomiso administrado por una empresa privada (Mexico Infraestructure Partners) se adquieren y se operarán las plantas. Este fideicomiso cuenta con participación pública – dinero público- de la Comisión Federal de Electricidad y otras instituciones, pero OJO no se sabe cuáles otras instituciones públicas ni cuánto le corresponde “poner” a cada una.
Este último asunto es la segunda sombra a la que hay que poner atención, pues se trata de opacidad en el origen de los recursos públicos. No sabemos cuánto, ni de dónde se van a tomar esos recursos, ni a qué dependencias o programas se les van a quitar para aportarlos a la compra de estas centrales.
En tercer lugar, resulta extraño que, para esta adquisición, se utilice la figura del fideicomiso porque ha sido una figura rechazada, vapuleada y descalificada por el Presidente al considerarla “corrupta” y “opaca”.
Cuarto. Esta compra representa dos terceras partes de los negocios de Iberdrola en México, sin embargo, algunos especialistas señalan que se trata de plantas que ya no son rentables por obsoletas. Lo que quiere decir que Iberdrola además de vender – y vender bien- lo obsoleto, se abstiene de participar, por el momento, en el mercado mexicano pues, debido a los ataques del Presidente, no le resulta atractivo.
Y quinto; la compra es a largo plazo. Con ello Iberdrola pierde liquidez de manera momentánea, pero adquiere una especie de pagaré que le permitirá, si las circunstancias con futuros gobiernos se presentan, reactivar sus inversiones en México en algunos años.
Así, mientras la española obtiene estos beneficios, el discurso nacionalista de la 4T se enaltece y al país se le vende -una vez más, como en gobiernos anteriores- la “modernización” con aparatos obsoletos. Ni hablar.
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