Con un burdo panfleto, escrito más con el hígado que con el cerebro, el presidente Andrés Manuel López Obrador, respondió a los diputados del Parlamento Europeo por el extrañamiento que exige que su Gobierno frene la violencia contra los periodistas.
La iracunda respuesta presidencia, incluyo recomendaciones, sarcasmos y clases de historia, además de llamarlos borregos mal informados.
En Europa, al conocer la misiva, los parlamentarios europeos le recordaron al ofendido mandatario que usar los términos “panfleto”, “colonia”, “conquista”, “borregos” y “golpistas” no contribuye al esfuerzo colectivo internacional para resolver el problema de fondo, los asesinatos de periodistas y defensores en México, en un contexto de impunidad y corrupción.
Aseguran que lo que se hubiera esperado es que dijera que el gobierno mexicano está preocupado por la situación de los asesinatos, destacando las cosas que están haciendo. Su respuesta fue muy sorprendente, fuera del protocolo internacional clásico en las relaciones entre países, concluyeron.
Queda demostrado que el presidente, no sabe interactuar con extranjeros, seguramente porque no puede imponer en ellos su criterio y su opinión. Digamos que las relaciones internacionales no es tampoco su fuerte, su actitud demuestra rencor y resentimiento por hechos que ya no se pueden cambiar.
Es absurdo culpar al pasado de todo lo malo que pasa en el país, la vista debería estar puesta siempre hacia el presente para afrontar con éxito los desafíos del futuro.
Por desgracia, en México tenemos un presidente rencoroso, que reprender, denosta y critica a quienes no piensan como él, lo que demuestra ser proclive a tomar decisiones autoritarias.
López Obrador está más preocupado por conservar su popularidad que atender los gravísimos problemas que vivimos los mexicanos.
Es claro que cualquier persona que regale dinero se vuelve popular, por eso, el presidente no debería ufanarse tanto, regalar algo que no es tuyo es muy fácil.
Seguro, más que preocupación o extrañeza, la reacción del presidente mexicano causo risa entre los parlamentarios europeos, que aseguran que el presidente actuó como un niño al que no le gusta ser regañado.
Pobre México, nuestra imagen internacional está por los suelos.
