La primera advertencia seria que hace el Gobierno de Estados Unidos en contra del Gobierno mexicano, vino en la maleta del John Kerry, enviado especial del presidente Joe Biden para asuntos climáticos y quien se entrevistó con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Acompañaron al representante de la Casa Blanca, además de empresarios estadunidenses, la representante comercial Katherine Tai, experta en el Tratado comercial T-MEC, quien sin empacho alguno, advirtió que Estados Unidos estudia “todas las opciones disponibles” ante la política energética emprendida por el gobierno de López Obrador.
El gobierno estadunidense, ha manifestado ya en diversas ocasiones, su oposición a la Reforma Energética que promueve el presidente y su tribu en el Congreso de la Unión. Aseguran que es violatoria al Tratado Comercial entre ambos países e inhibe la inversión extranjera.
Agregó que existe gran preocupación en el Senado de su país, por el camino que está tomando el gobierno mexicano en materia energética y ambiental en abierta violación a lo estipulado en el tratado comercial.
Los integrantes del Comité de Finanzas del Senado señalaron que México va en sentido contrario a lo que prometieron al suscribir el convenio trilateral.
Advirtieron que existe un compromiso de México con Estados Unidos de que el T-MEC debe aplicarse, implementarse y cumplirse en todos sus capítulos.
Afirmaron que las políticas energéticas de México dañan el medio ambiente, las empresas estadunidenses, los intereses de inversionistas en múltiples sectores y obstaculizan los esfuerzos conjuntos para mitigar el cambio climático.
Por su parte el Presidente López Obrador, aseguró en la reunión con el enviado especial y 20 empresarios de Estados Unidos, que se van a buscar acuerdos para que continúen invirtiendo en México bajo el marco legal del país, pero al igual que se ha tratado con las empresas españolas, “tienen que aprender a respetar”.
Seguramente John Kerry a su regreso a su país informará al Presidente Joe Badin la posición del gobierno mexicano, lo que ocasionará un gran disgusto y preocupación en la Casa Blanca.
Pero queda claro que lo que Biden le ocupa, a AMLO no le preocupa.