FIN DE SEMANA DE TERROR
No podemos dejar de señalar que la violencia sigue siendo el pan de cada día en Michoacán, este fin de semana fue especialmente violento, hubo ocho asesinatos por diversas circunstancias y en diferentes partes del estado, lo que demuestra y echa por tierra las cifras alegres en los discursos oficiales que presumen reducción en los índices de violencia e inseguridad en la entidad.
Aunque todas las pérdidas de vidas son lamentables, destaca el asesinato del Jefe de la Comandancia Militar en Coalcomán, Héctor Miguel Vargas Carrillo, quien murió al enfrentar a civiles armados en las cercanías de la localidad de Barranca Seca, colindante con el estado de Jalisco.
Al realizar un patrullaje en esa región, los militares fueron sorprendidos por sujetos armados que también hirieron al capitán Rigoberto Hernández, quien se encuentra herido en el Hospital Central Militar. Además 5 militares más fueron heridos en ese ataque.
Por si fuera poco, en Chilchota, un grupo de tres policías municipales que realizaban un recorrido de vigilancia en la carretera Huecato-Chilchota, fueron emboscados y asesinados por los delincuentes.
Aunque en ambos casos y como es común, no hay detenidos ni datos sobre los responsables, seguramente como ocurre en éstos casos, los asesinatos quedarán impunes, al igual que el de las otro cuatro personas ejecutadas.
Otro de los asesinatos se dio durante la realización de un Palenque clandestino en Juangapeo, donde también hubo tres heridos. Los Palenques están prohibidos por la violencia que está asociada con ellos, sin embargo, se siguen realizando y siguen generando muertes.
En todos los casos, menos en la del comandante militar, las muertes han sido ocasionadas por armas de fuego, lo que demuestra que potente armamento circula sin control por la entidad.
Mientras no se modifiquen los actuales esquemas de seguridad, las estrategias y haya una verdadera capacitación y selección del personal involucrado en las acciones de seguridad y combate a la delincuencia, seguiremos padeciendo de fines de semana de terror, como el anterior y que mantienen a la ciudadanía viviendo en la intranquilidad y la zozobra.