LA SIGUIENTE BATALLA
En menos de un año, los mexicanos iremos a las urnas para elegir 20 mil cargos públicos, entre ellos: la Presidencia de la República, 500 diputaciones, 128 senadurías y nueve gobernaturas, se renovarán 31 Congresos locales, 16 Alcaldías de la CDMX y mil 580 Ayuntamientos en el país.
El proceso electoral que, según la Ley en la materia aún no debería estar en marcha sino hasta el mes de septiembre próximo, ya lo adelantó el presidente López Obrador y su partido MORENA.
Aunque los partidos ya están adelantando sus métodos de selección de candidaturas, será hasta finales del presente año cuando puedan realizar las precampañas, mientras que las campañas oficiales iniciarán en abril de 2024.
Los comicios federales más los 31 estatales concurrentes, se realizarán el 2 de junio y la toma de protesta del nuevo Presidente será en septiembre en lugar del primero de diciembre.
De cualquier forma, se espera que sean 97 millones de mexicanos los que se encuentren en el listado nominal y se enviarán 12 millones de invitaciones a ciudadanos para ser funcionarios de casilla.
No hay duda que para el INE quien es responsable del proceso federal, existen diversos retos, entre ellos procesar el presupuesto con algunas economías para cumplir con la austeridad, sin comprometer la calidad de las elecciones.
Seguramente los cuatro nuevos consejeros, incluyendo a la consejera presidenta Guadalupe Taddei, presentarán un presupuesto 2024 con ajustes a la baja.
Pero sin duda lo más difícil para el INE, será lograr que los aspirantes, funcionarios, gobernadores y el propio Presidente de la República se sujeten a las reglas del juego, lo que seguramente no pasará.
Otro gran reto para el órgano electoral será garantizar la equidad de la contienda, ya que los aspirantes morenistas llevan más de un año promoviendo su imagen.
Desde junio de 2022, la Comisión de Quejas y Denuncias del INE ha recibido cientos de solicitudes de medidas cautelares contra los aspirantes de la 4T a la Presidencia, de ahí que que el organismo pudiera asumir una posición de simulación, para no enfrentarse con el Ejecutivo.
Ésta es la batalla que sigue, de esta magnitud, donde estará en juego la continuidad de un proyecto político que tiene al país en llamas, sumidos en la violencia y la corrupción y al borde de abismo, o el inicio de una nueva era para nuestro país, que definitivamente ya merecemos los mexicanos.