LOS INSULTOS PRESIDENCIALES
La principal característica de un dictador, de un tirano, es su intolerancia y desprecio hacia quien piensa diferente a él; quienes demuestran su inconformidad se vuelven en enemigos del sistema por lo que hay que desacreditarlos y amenazarlos como señal de advertencia ante su osadía.
Nada más indignante que esas amenazas e insultos vengan del mismo López Obrador, porque en su calidad de Presidente debería fomentar la unidad, el respeto y la tolerancia, pues no, el hace todo lo contrario, lo que lo confirma como un presidente autoritario enemigo de la libre expresión de las ideas.
Y todo esto viene al caso porque el presidente López Obrador, atizó sus críticas contra los opositores a su reforma electoral, a quienes calificó de rateros, racistas, deshonestos e hipócritas y arremetió contra los organizadores de la movilización convocada en su contra el próximo domingo en todo el país.
Agrupaciones civiles, religiosas y diversos actores políticos, han convocado a una movilización nacional en contra de la reforma electoral de López Obrador y en defensa de la democracia. Miles de mexicanos están en contra de sus políticas públicas que han profundizado las diferencias entre la sociedad.
Para el tabasqueño, la movilización nacional no busca defender la democracia, sino atacar a su gobierno, pues asegura que es organizada por quien siempre ha estado en contra de su administración, aseguró.
Les dio con todo: les pidió que no engañen, que no simulen, los acusó de querer el poder sin pueblo de ser corruptos, los definió como la cúpula del poder económico y político con achichincles, voceros y despistados, aspiracionistas que buscan llegar a ser fifís.
Les dijo que aunque vayan a misa todos los domingos, no le tienen amor al pueblo, que son racistas en su mayoría, clasistas y muy hipócritas.
Vaya, ahora si el presidente decidió dividir abiertamente al país en dos grupos: quienes lo apoyan, lo adoran y cumplen sin chistar cualquier ocurrencia presidencial, de los están conformes con lo que el gobiernos les ofrece.
Y por otro lado, a los que considera fifís, que son a los que aspiran a ser mejores mexicanos, que no están de acuerdo a su gobierno, son críticos y demandan respeto a su forma diferente de pensar.
De ese grupo que ha alzado la voz por la violencia desmedida, por una presión fiscal insostenible y por denunciar una corrupción imposible de ocultar.
Ellos son los mexicanos que no quiere el Presidente, él quiere borregos; lo que no sabe es que los lobos se juntan con los lobos, no con las ovejas.