Las cifras sobre la violencia que registró Michoacán al cierre del mes de Marzo, deben hacer reflexionar al gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla de que su política de seguridad no está resultando, una cosa es el discurso oficial y otra la cruda realidad expresada en números.
Marzo cerró con 203 asesinatos, la mayoría relacionados con grupos del crimen organizado y aunque el pasado mes de Febrero fue más violento en cuanto a cifras, con 266 crímenes, las masacres colectivas como la de San José de Gracia y la reciente de Zinapécuaro, no dejan duda que las cosas andan muy mal.
Habría que agregarle el asesinato del alcalde de Aguililla, César Valencia Caballero y del colega periodista de Zitácuaro Armando Linares, crímenes que para la Fiscalía están casi esclarecidos.
Los informes del Sistema Nacional de Seguridad arrojan además otros datos nada alentadores sobre la violencia contra las mujeres en Michoacán, 60 de ellas han sido asesinadas en los últimos tres meses.
En suma, estos tres últimos meses son la expresión del terror y la violencia que se vive en la entidad: dos alcaldes asesinados, dos periodistas, dos masacres, sesenta presuntos femenicidios y casi 600 muertos en actos violentos.
Resulta muy preocupante que los municipios más violentos son Morelia, Uruapan, Zamora, Apatzingán, Jacona y Lázaro Cárdenas, donde se acumulan más del 50 por ciento de los homicidios registrados.
Otrora las ciudades más importantes y progresistas del estado, hoy campo de batalla de la guerra entre grupos criminales rivales que operan con toda impunidad y a cualquier hora del día.
Caso especial el del municipio de Morelia, donde se registran un gran número de asesinatos diariamente y donde la incipiente policía municipal se encuentra mal equipada, con pocos elementos, en constante reestructuración y peor motivada, aunado a la escasos patrullajes del Ejército o la Guardia Nacional, la capital está prácticamente olvidada a su suerte por los gobiernos federal y estatal.
Si bien es cierto que el gobierno bedollista ha logrado recuperar en parte la gobernabilidad en los municipios de Tierra Caliente, aún hay mucho que hacer en casi todo el territorio michoacano.
Nunca es tarde en rectificar, especialmente cuando se trata de programas que no están dando resultado y que por el contrario, confrontan cada vez más a la ciudadanía con sus autoridades.
Es tiempo de actuar, pero ya !!