El asesinato de otro periodista en Michoacán, evidencia que en México, no existen garantías para ejercer nuestra profesión, los comunicadores vivimos en un estado de indefensión ante la apatía y complacencia de las autoridades.
La libertad de expresión en Michoacán está en serio riesgo, el gobierno morenista ni actúa, ni se preocupa y menos se conmueve por los arteros asesinatos de comunicadores.
A casi 24 horas de la ejecución de Armando Linares, director del medio Monitor Michoacán del municipio de Zitácuaro, el titular del Ejecutivo estatal Alfredo Ramírez Bedolla, dijo que Michoacán debe avanzar hacia la consolidación del Sistema de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Por su parte, el secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña estuvo hoy en Zitácuaro y tampoco tuvo el tacto político, bueno ni la empatía, de acudir a dar el pésame a la viuda o asistir al velorio.
Para darnos cuenta de la impunidad con que se actúa en Michoacán, los periodistas que cubrían o asistieron al velorio, tuvieron que abandonarlo, ya que gente armada los amenazo si no se retiraban. Esta versión fue desmentida por las autoridades.
Por su parte, la Coordinación de Comunicación Social del gobierno, llamó a los periodistas michoacanos a integrar una mesa de trabajo para definir una agenda de acciones en favor del libre ejercicio del periodismo, pero no define fecha alguna.
Aunque el gesto es bienvenido, dudamos que exista un solo periodista serio que quiera sentarse a dialogar con las autoridades que han hecho oídos sordos a los reclamos de justicia.
Para eso, antes hay que demostrar con hechos que el gobierno está comprometido a garantizar el ejercicio periodístico y que efectivamente desea preservar la integridad de los trabajadores de los medios de comunicación.
Ante la apatía gubernamental, periodistas y comunicadores michoacanos salieron a las calles a marchar para exigir justicia por la muerte del Armando Linares y de todos aquellos periodistas que también han sido asesinados.
En síntesis, no hay garantías para ejercer nuestra profesión, ni en Michoacán ni en México, tal y como lo reconocieron los diputados del Parlamento Europeo y por ello enviaron el extrañamiento al gobierno mexicano, que tanto molesto al presidente López Obrador.
Hoy se suman al reclamo de garantizar seguridad en el ejercicio periodístico y de proteger la vida de los comunicadores michoacanos, el mismo embajador de Estados Unidos, Kent Salazar, Amnistía Internacional y Reporteros Sin Frontera, por citar algunos.
Cómo debemos interpretar los periodistas el silencio gubernamental, la falta de empatía y la actitud evasiva hacia un acontecimiento que trastoca una de las libertades consagradas en nuestra Constitución: la Libertad de Expresión.
Como se expresó hoy: “las llamadas de alerta y auxilio de Armando no fueron escuchadas, las autoridades fueron omisas al no proveerle de los mecanismos de protección necesarios para velar por su integridad. Ahora está muerto”.
Ya basta, ni uno más….