PELIGRO NUCLEAR EN UCRANIA
Tres duros golpes ha recibido recientemente Vladimir Putin en su bélica aventura de invadir Ucrania; primero, las fuerzas ucranianas repelieron ataques rusos en tres frentes de la región de Donetsk, deteniendo el avance soviético hacia la parte Este del país; en segundo término, el Estado Mayor ucraniano anunció la destrucción de un depósito de armamento del ejército ruso en Odesa, dejándolos sin municiones.
Pero tal vez el más letal e indignante para el Kremlin, ha sido el asesinato de la hija de Alexander Dugin, aliado de Putin y cerebro del gobierno ruso, ha desata una ola de preocupación en Rusia.
Daria Dugina, hija del ideólogo ultranacionalista Alexander Dugin, murió éste sábado por la noche en un presunto atentado con coche bomba a las afueras de Moscú, según han informado el Comité de Investigación de Rusia en un comunicado.
Dugin es un filósofo cercano al presidente ruso, Vladímir Putin, que apoya que Rusia absorba a Ucrania y otros territorios con población rusófona.
Aunque un asesor del Gobierno ucranio, Mijailo Podoliak, ha negado que Kiev esté implicada en el ataque, el gobierno ruso y la comunidad internacional tienen sus serias dudas y sospechan que Ucrania está llevando a cabo actos terroristas dentro de Rusia.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha advertido de que si se confirma la “huella ucraniana” en el atentado habrá que “hablar de la política de terrorismo de Estado del régimen de Kiev”. “Esperamos los resultados de la investigación”, ha concluido la diplomática.
Todo esto se da en momentos en que crecen las alarmas por los ataque soviéticos a instalaciones nucleares como en el caso de la planta de Zaporiyia, la más grande de Europa y ocupada desde marzo pasado por las tropas rusas.
Los líderes estadounidenses, franceses, alemanes y británicos pidieron “moderación” en los alrededores de la central nuclear y solicitaron el envío “urgente” al lugar de una misión de inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica según un comunicado.
La preocupación es real, pues el desatre nuclear que podría ocasionar un incidente como el de Chernpbyl, contaminaría la atmósfera, las aguas y los suelos de unas de las regiones productoras de granos más importante del mundo, lo que traería una hambruna mundial.
Ya son casi seis meses de esta guerra absurda que no pinta para que termine pronto, ni mucho menos bien.