La disputa comercial que han iniciado Estados Unidos y Canadá contra el gobierno de México por supuestas violaciones al nuevo Tratado de Libre Comercio de Norteamérica y que podrían costarle al país entre 10 mil a 30 mil millones de dólares en sanciones arancelarias de perder la disputa, no asustan para nada al Presidente López Obrador quien insiste que no se ha violado el acuerdo y que será el 16 de septiembre cuando conteste las acusaciones de nuestros vecinos del Norte.
La poca importancia que ha dado el mandatario al asunto al grado de contestarles a sus socios comerciales: “Uy qué miedo”, tiene realmente enfurecidos y muy preocupados a sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá.
La subsecretaria de Economía, Luz María de la Mora, tuvo que tomar las acusaciones extranjeras con mayor seriedad y mostró su optimismo porque las controversias solicitadas por Estados Unidos y Canadá sobre supuestas violaciones de México al T-MEC en materia energética, se resuelvan antes de finales del presente año.
El asunto es tan serio que si México perdiera la disputa comercial, a partir de 2023 ambos países impondrán aranceles equivalentes a las pérdidas que han enfrentado sus empresas.
Y es que los gobiernos de Estados Unidos y Canadá insisten que la política energética de López Obrador viola el pacto con sus medidas para priorizar la energía de PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad, sobre las empresas privadas de energías renovables.
Viendo así las cosas, el tabasqueño seguramente quiere sacarle raja al conflicto, para pregonar su férreo nacionalismo ante los gobiernos imperialistas y hegemónicos, sin importarle que pone en riesgo millones de trabajos en México.
Hoy nuevamente fustigó a los gobiernos de Estados Unidos y Canadá sobre su posición al conflicto y advirtió que aunque es deseable mantener una buena relación comercial con ambos países, no será a costa de la dignidad de los mexicanos, ni lo establecido en la Constitución y lamentó que haya una actitud entreguista y tanto “traidor a la patria”.
Pero el conflicto comercial, no es únicamente el problema que enfrenta el gobierno de López Obrador con la Casa Blanca, está pendiente la extradición del narcotraficante Rafael Caro Quintero, caso que podría tardar años, de ganar el “Capo de Capos” el amparo promovido para su no extradición y que ya dio entrada un juez del Estado de México.
Habrá que esperar la reacción de ambos gobiernos que se dicen afectados en los próximos meses y observar la conducta presidencial sobre éste grave controversia comercial, donde México tiene mucho más que perder que sus contrapartes.
