En abril se evoca a poetas y escritores que han partido, digamos en la plenitud de la primavera, los legados son inmensos, algunos nombres son: Octavio Paz, el distinguido Nobel mexicano, César Vallejo, Sergio Pitol, Alejo Carpentier, William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra y Gabriel García Márquez, también Karol Wojtyla –Juan Pablo II-. Como se puede ver el obituario es significativo.
En cuanto a la poesía podemos hablar de un ejército de metáforas, construcciones gramaticales que vuelan al cosmos para describir mundos; así podríamos decir del continente de dicho género. Efemérides tenemos a granel, hay siempre motivos para celebrar las letras y sus alarifes. Al comenzar la primavera, el renacimiento del sol y los nuevos heraldos bajo el signo del advenimiento de otras eras es también un argumento para escribir y leer.
Siempre será oportuno evocar poetas porque, sencillamente, la lista es interminable desde los poemas épicos de Homero o los místicos de Akenatón el faraón egipcio, hasta llegar a Jaime Sabines, Mario Benedetti y Nicolás Guillen, por citar solo algunos en diferentes eras.
La poesía está presente en cada cosa que se ama y que por tanto se vive; desde los versos dolientes y petrificados de Pedro Bonifacio Palacios –Almafuerte-, o en el juego de palabras y envestido de modismos nuevos para su tiempo con Ramón López Velarde.
Decía Chabuca Grande que el idioma español es tan bello que no había necesidad de proferir malas palabras, tenemos a poetas de la talla de Miguel Hernández quien escribió las nanas de la cebolla, o Federico García Lorca y su Romancero Gitano. Ambos vates de la generación del 27.
México posee un gran acervo poético que deja testimonio de inspiración, vivencias y truenos. Jaime Sabines escribió que los amorosos están locos, sin duda es menester estarlo, poéticamente hablando, porque la cordura no dicta las emociones al vuelo ni las explaya por el torrente sanguíneo.
Por consiguiente tenemos poesía, en este mundo caótico impregnado de miles de contradicciones y facetas oscuras también puede ser motivo de colores y formas corpóreas del sentimiento.
No hay una etapa en la historia de la humanidad en que no estén presentes los versos, desde épocas muy remotas, existe todo un mundo por el que transita la poesía todos los días del año con todas sus noches.
En nuestro tiempo actual se ocupa de la literatura porque el caos disparado provoca estragos, como el denominado campo de exterminio en Jalisco, entonces es preciso abrir la ventana del arte, recuperar espacios públicos y trazar los caminos para retornar a lo sensible en medio de un apocalipsis sonoro que se ha enquistado en tantas regiones de nuestro país. El arte y la cultura son un binomio imprescindible si realmente se le apuesta a la reconstrucción del tejido social, por ello las políticas púbicas en la materia no deben postergarse.