La aldea global se sacude nuevamente ante el avance y amenaza de la variante ómicron del coronavirus 19, la cual registra mutaciones, recién hizo aparición en Sudáfrica el 24 de noviembre, los riesgos aumentan y los impactos en la salud pública como en el mundo de las finanzas son evidentes. Saldos de horror en el cierre de fin de año, la pandemia sigue presente, los estragos han sido la constante.
Las alertas se han encendido en la comunidad internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte en torno a los probables daños, el riesgo global es un hecho y ello ha motivado la reacción en varios de los 194 estados que conforman la Organización de las Naciones Unidas, acelerar proceso de vacunación porque son muchas las comunidades vulnerables. La OMS ha señalado que puede registrarse un alto impacto sanitario, el cual puede propagar una severa ola de contagios.
En diversos países se han cancelado vuelos procedentes de naciones africanas, se mantienen las alertas y se opta por completar los procesos de vacunación; en nuestro país también cunde la preocupación fundada aunque puede ser que en diciembre y enero próximos los contagios lleguen a incrementarse porque las fiestas de fin de año tendrían un impacto como derivado de reuniones masivas acostumbradas.
En los últimos meses hubo un descenso en cuanto a contagios, aunque en noviembre se ha vuelto a incrementar, también el número de fallecidos. La pesadilla que representa la pandemia no concluye y lo que no tiene mayor variación es la incertidumbre, el ecosistema
social así lo indica.
Estamos en el cierre del 2021, aunque los números de contagios y fallecimientos han disminuido en México si lo comparamos con el cuadro de hace un año, en otras partes del hemisferio se han incrementado y la alerta mundial respecto a la pandemia se volvió a encender, observamos la crónica del espanto en cuanto a los dramas multiplicados. Esto no ha terminado, la realidad lo reafirma, máxime con la variante ómicron.
El primero de diciembre se cumplieron los tres años en funciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, la polarización política no disminuye, el actual jefe del Ejecutivo llegó a la primera magistratura con una evidente legitimidad que le otorgaron más de 30 millones de votos, en dos ocasiones previas buscó llegar a dicho sitial y lo consiguió en el 2018, se bordaron expectativas y esta gestión tiene sus claroscuros que son motivo de la discusión pública cotidianamente.
En las democracias se debe disentir, no hay forma de lograr la unanimidad, no en una comunidad en la que la diversidad es un elemento presente como una señal de los tiempos posmodernos, es conveniente la diferencia y la disidencia porque no tiene cabida el monopolio político.
El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene su estilo personal de gobernar y hacerse escuchar, divide opiniones, la cámara de diputados es un ejemplo de ello, no pocas veces hemos escuchado como el debate se convierte en una catarsis en donde se multiplican las ofensas y los ingredientes propios de la incivilidad en la más alta tribuna de la nación. Aún en las condiciones prevalecientes nuestro país ocupa de la unidad, ¿quién llamará a ella?