En Morena tras sus comicios internos para la elección de consejeros en los 300 distritos electorales se exhibió un auténtico compendio de actos deleznables que prueban una serie de prácticas que no tienen relación alguna con la democracia, pareció una calca de ejercicios cuestionados de otros partidos, las imágenes y videos acerca de ello el sábado 30 de julio lo prueban.
Hemos referido que Morena aún no se consolida como un partido político con institucionalidad, es un movimiento que se ha cimentado en el carisma y alcances del presidente Andrés Manuel López Obrador como su principal activo, en pocos años esta formación de color guinda nutrida en gran medida por ex perredistas ha resultado una fórmula exitosa como lo han probado las contiendas electorales en la mayor parte de entidades federativas.
El sábado 30 de julio las acciones belicosas, acarreos, reparto de despensas y otras medidas de esa índole eclipsaron el ejercicio al interior y las quejas de muchos militantes fueron incrementándose, desconocemos si habrá sanciones o anulación de dichos comicios en algunos distritos aunque el mal está hecho.
Aún con todo ello, es Morena el partido favorito para las elecciones del 2024 hasta el momento, le favorece el que la oposición luce frágil, carente de consistencia y con pasivos como Alito Moreno, sin cuadros de gran convocatoria no parece que se fortalezca aunque en política suelen registrarse los imponderables.
Algunos cuadros de Morena destapados por el propio presidente rumbo a los comicios del 2024 están en lo suyo, buscando posicionarse ante el electorado, el banderazo de arranque fue prematuro porque constituye un gran distractor en tiempos sumamente complejos en los que la violencia junto a la impunidad marcan de manera sombría nuestro presente.
También tenemos el diferendo económico con Estados Unidos y Canadá, los temas de la agenda pública están latentes y debieran ser tratados como lo que son prioridades.
En Morena parece que se calcan formas que fueron típicas del PRD, un partido que actualmente sobrevive y que anteriormente fue minado por la proliferación de corrientes que no enriquecieron el debate al interior, menos aún vigorizaron la institucionalidad porque finalmente disputaban ferozmente las candidaturas y prebendas electorales hasta llegar a su desplome.
Morena es un partido relativamente nuevo, exitoso hasta el momento en el terreno electoral aunque su accionar del 30 de julio con las malas artes de algunos de sus cuadros exhibió una praxis vieja que debiera estar extinta, ya no cabe en la actualidad ni debe ser el basamento para las nuevas generaciones.
Insistimos, la fortaleza de Morena es el presidente Andrés Manuel López Obrador, es el activo con todo y sus formas atípicas, pragmáticas, pero al final exitosas.
La oposición aún no se muestra competitiva, perfila una gran alianza contradictoria si apelamos a la historia reciente, todo puede suceder es cierto pero hoy por hoy no se percibe sólida esta coalición entre ex enemigos políticos porque rifa la concepción maquiavélica en la búsqueda del poder, así sin matices, para ellos cuenta el resultado a corto plazo aunque su agendas en muchos temas sean evidentemente antagónicas.