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sábado, abril 19, 2025

DOS AÑOS

teodorobarajas

 

El primer día de diciembre se cumplieron dos años de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el gobierno tras una jornada electoral en la que ganó aplastantemente para alcanzar una legitimidad histórica, las expectativas fueron altas porque se hablaba de un cambio y dicha narrativa rodeó un escenario atípico en la historia reciente de nuestro país.

La administración actual registra claroscuros, contradicciones y parece haber encallado en una sorda lucha en la que el desacuerdo entre facciones no cesa un ápice, vivimos una etapa de polarización evidente, el maniqueísmo está presente en el discurso oficial.

Muchos cuadros que le acompañan al primer mandatario tienen su génesis en el Partido Revolucionario Institucional, como sucede con Manuel Bartlett por citar un ejemplo, se ha enarbolado la lucha contra la corrupción como un estandarte omnipresente en el discurso al considerarse un mal añejo que estaba unido a la impunidad.

El Partido en que milita el presidente aún no se ha diseñado como tal, se trata de un movimiento que carece de estructuras formales en muchos puntos del país, resulta obvio que la fortaleza morenista es Andrés Manuel López Obrador, es el principal activo al que se le apuesta para el próximo ejercicio electoral en el que se habrán de disputar más de una decena de gubernaturas.

Como opositor, López Obrador fue persistente, constante y sus empeños le redituaron en la jornada del 2018 ante un gobierno oscurecido por la corrupción como fue el de Enrique Peña Nieto, cuyos expedientes en dicho tema aún no terminan de contarse.

En muchas de sus intervenciones en estos dos años el presidente aún parece opositor, no deja de señalar como conservadores a sus antagonistas en lo que parece una evocación a las guerras intestinas de México en el siglo XIX.

Este año la administración federal ha sido afectada por el coronavirus, como sucede en otras latitudes del mundo, esta problemática en materia de salud pública es un elemento palpable, los estragos también se miden en el rubro económico. Pérdida de empleos, cierre de empresas y una marcada incertidumbre han acompañado este tramo temporal.

Ante un panorama sombrío no estaría de más que desde el Ejecutivo federal se registrara un llamado a la unidad y dejar de lado la polarización porque finalmente el gobierno es para toda la sociedad, más allá de las diferencias naturales que existen y son necesarias en un régimen democrático, no cabe el pensamiento único porque la democracia supone una polifonía y visiones encontradas tan legítimas como útiles.

El tema de la violencia continúa cotidianamente, homicidios dolosos, feminicidios, avances del crimen organizado; males que reflejan y diagnostican la gravedad de un problema de vastas proporciones que gangrenan el tejido social.

Hace dos años se tejieron expectativas favorables, aunque los resultados no son los que se esperaban, queda un tramo considerable y será importante que el gobierno no excluya la autocrítica, ninguna administración es perfecta pero si puede ser mejor.

El presidente López Obrador ha descalificado la alianza opositora con miras a los comicios del próximo año, aunque en un régimen democrático dichas coaliciones son legítimas y legales, en todo caso la lista de pendientes para abordarlos es extensa y consideramos que son la verdadera prioridad o debieran serlo de la administración: combate a la inseguridad, reactivación económica, transparencia y rendición de cuentas.

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