Vicente Fox fue, en su momento, un personaje de relevancia al destronar al Partido Revolucionario Institucional luego de que ésta organización se mantuviera 71 años en el poder ante la ausencia de la democracia y la simbiosis partido-gobierno. En el año 2000 el Partido Acción Nacional rubrica la alternancia en el poder, el aval democrático de Fox nadie lo cuestionó, fue un exitoso candidato que rompía el sello característico de los llamados políticos tradicionales.
No obstante, ya instalado en el poder el cambio prometido fue un simple espejismo, un ejercicio demagógico porque no hubo transformaciones de fondo, sólo hubo modificaciones en la gerencia de México y un rompecabezas en lo que el mandatario denominó su “gabinetazo”.
Vicente Fox caricaturizó la figura presidencial, un distinguido jurista había señalado que podría ser buena gente el presidente panista pero a la vez era un gran ignorante del derecho y de La historia.
Elogiaba la ignorancia como lo manifestó al felicitar a una persona que no sabía leer ni escribir porque de esa manera sería más feliz le dijo; no tiene el hábito por la lectura, en consecuencia, cambiaba de nombre a reconocidos escritores como sucedió con Jorge Luis Borges a quien Fox llamó José Luis Borgues.
En fin, nadie discute el papel central de Vicente Fox en la alternancia al inicio del siglo XXI, aunque su desempeño como mandatario fue mediocre.
Ahora reaparece Fox para decir que deben acabar con la 4T del gobierno morenista, señala que ya se reunión con toda la oposición, lo mismo su ex partido el PAN que con el dirigente nacional del PRI y una expresión del PRD porque se debe sacar a López Obrador en el 2024, olvida que en ese año concluye legalmente el periodo sexenal, es decir no hace falta que lo saquen, la ley así lo previene.
La calidad moral de Vicente Fox es distante, suele ser voluntarioso pero ello no basta porque también se ocupa talento.
El exhorto de Vicente Fox al convocar a la oposición contra la 4T es una evidencia sintomática de la debilidad de los partidos opuestos al presidente López Obrador.
La oposición no entusiasma, la popularidad del presidente, con sus aciertos y errores, es alta todavía y si hoy fueran las elecciones en 15 gubernaturas Morena ganaría la gran mayoría.
El poder desgasta y el partido en el poder puede registrar un descenso pero no en este momento; Vicente Fox puede decir lo que guste porque está en su derecho pero su convocatoria no es necesariamente deslumbrante.
La oposición parece estar en un letargo, debiera ser más vigorizada para generar contrapesos pero no se vislumbran cuadros con el empuje ni los tamaños para encabezar un frente de importantes dimensiones, al final todo termina en anécdotas y discursos de una evidente oquedad.
Vivimos en un sistema pluripartidista que está en crisis, los partidos políticos son la vía necesaria y pacífica para llegar al poder aunque su desgaste es elocuente y los resultados saltan a la vista.