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sábado, abril 19, 2025

LAS ATROFIAS

teodorobarajasLa inseguridad persiste en amplias regiones de nuestro país, en muchos casos ante la demora de justicia observamos casos de linchamientos que parece invocar estampas de la antigüedad que se fincaban en la Ley del Talión, un derecho a la venganza. Lo anterior se registra ante el déficit en materia de justicia que resulta evidente, la realidad nos muestra diferentes lecturas al respecto.

El estado de derecho es un asunto aspiracional porque la realidad apunta a hechos sombríos que desnudan la falta de efectividad de los cuerpos policiales del estado mexicano, los casos presentes, solo por indicar algunos, están en los municipios michoacanos de Aguililla y Tepalcatepec. Las imágenes lucen brutales, la violencia cotidiana ha provocado el desplazamiento forzado de muchos habitantes de dichas demarcaciones.

El estado es una invención humana porque no se puede vivir sin leyes ni reglamentos, eso lo explican los teóricos del contractualismo como Thomas Hobbes (El Leviatán) que plantean la renuncia de algunos derechos para que sean tutelados por la estructura estatal, de lo contrario se viviría en el denominado estado de naturaleza cuyo elemento distintivo sería el caos. El politólogo inglés recordó aquella sentencia latina homo hominis lupus.

Tiene larga data el problema del crimen organizado en nuestro país con todas sus implicaciones y en los últimos años parece haber empeorado como lo reportan las cifras de homicidios dolosos y esa descomposición del tejido social que se percibe enseguida.

Si revisamos los aportes clásicos del sociólogo político más destacado en occidente durante el siglo XX, Max Weber, seguramente recordaremos un postulado básico en la discusión en torno a la gobernabilidad, el alemán señala que el monopolio de la violencia lo detenta el estado, es decir la fuerza legal, si ello se quebranta los barruntos que presagian la tempestad no dilatan, a la vuelta llega el estallido social y tras ello el caos.

En muchos casos, la clase política parece no vivir en la realidad porque no se da cuenta de la gravedad en materia de seguridad que posterga la pacificación del país, la frivolidad en muchos de esos representantes es cotidiana, sus prioridades parecen ser otras y no lo que realmente es importante.

Este 27 de septiembre se habrá de celebrar el bicentenario de la independencia de México, dos siglos de emancipación para constituirse en estado libre, nunca se ha vivido un periodo de paz ideal, se habla de un prolongado tiempo de estabilidad durante el Porfiriato aunque el costo fue alto, tanto que se llegó al estallido social que significó la revolución de 1910, esto fue en el primer centenario de vida independiente.

Ahora los conflictos son provocados principalmente por el crimen organizado como poder fáctico ante la precaria respuesta del estado, la narrativa cotidiana refleja impunidad, violencia desbocada con saldos de horror en numerosas regiones del país.

Vivimos la alternancia, la democracia se ha fortalecido, contamos con un sistema plural de partidos políticos, ya no cabe el modelo del pensamiento único, evidentemente no contamos con un estado ideal y sería utópico tenerlo porque impera la condición humana de la que tanto escrutó Nicolás Maquiavelo. Platón escribió en torno al estado ideal y la mejor forma de gobierno que para él era la aristocracia.

Faltan muchos pasos para resolver el problema de la seguridad en nuestro país y poder contar con un auténtico estado de derecho, no es tarea sencilla pero lo primero por manifestarse debe ser la voluntad a favor del cambio, la aplicación de la norma se realmente se aspira a vivir en justicia.

 

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