Mario Vargas Llosa ha muerto, no podríamos decir nunca lo mismo acerca de su obra que vive y vivirá porque el talento mostrado en sus escritos de diversa índole perdura y es lectura obligada por los vuelos de su pluma, su visión y convicciones muy suyas que deben ser abordadas cuantas veces sea necesario.
El escritor fallecido el 13 de abril, originario de Perú, fue uno de los constructores del llamado boom latinoamericano que tanto se ha significado por el realismo mágico, por las novedades literarias, en suma, por la aportación de calidad de las letras que marcaron nuevos caminos y diseñaron otros estilos.
Recuerdo haber leído La fiesta del chivo, en la que con su estilo ameno hace la narración de la República Dominicana en la etapa del sátrapa Leónidas Trujillo, Vargas Llosa se opuso siempre a las dictaduras y al autoritarismo del signo que fuese, más allá de la geometría política, aunque fuese cuestionado por algunos sectores de la izquierda, al final hizo uso del derecho de la libertad de expresión.
El que exista la geometría política y quepan los ismos, la derecha, la izquierda o la derivación de diversas maneras concebida no es inadecuado, en todo caso lo que si daría al traste con la democracia sería la imposición de un pensamiento único.
En México hace ya algunas décadas aseguró que el PRI gobierno era la dictadura perfecta, al día siguiente tuvo que abandonar nuestro país.
Mario Vargas Llosa busco la presidencia de Perú, originalmente partía como favorito, ganó la primera vuelta electoral aunque fue derrotado en la segunda por un Alberto Fujimori que tiempo después fue una decepción por el autoritarismo atroz que le llevarían a un final trágico.
Sin duda, el principal aporte de Vargas Llosa no fue en el terreo de la política, lo suyo para deleite de sus lectores fueron sus letras, sus novelas, ensayos y cuentos; en ello se distingue con claridad el talento natural del peruano que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en el año 2010, con antelación ya en años anteriores se le marcaba como un serio aspirante a dicha distinción. Al final lo alcanzó el autor de Cinco esquinas, La ciudad y los perros, entre muchas obras más.
Vargas Llosa obtuvo diversos reconocimientos, entre los que destacan: el Rómulo Gallegos y el Cervantes.
El autor escribió y dijo lo que pensaba, dividió opiniones, ejerció su libertad y se vinculó al pensamiento liberal, en lo personal considero que su tendencia política es una, respetable, aunque me parece mejor su literatura porque esta se explaya, conecta con la imaginación, la sensibilidad y los razonamientos de diversa índole.
El boom latinoamericano ya vio partir a sus forjadores, ya no está Gabriel García Márquez quien fuera gran amigo de Vargas Llosa hasta la ruptura verificada en México; ya no existe Carlos Fuentes, tampoco Mario Benedetti, no está más Julio Cortázar.
El legado de Mario Vargas Llosa está listo desde hace mucho tiempo, sus libros permanecen y siempre será oportuno releerlo porque los trazos de su talento están escritos por tinta que no se borra.